El naufragio del PRD

OPINIÓN 22/10/2014 05:00 Actualizada 05:00

Cuando el país hierve por la desaparición forzada de 43 jóvenes estudiantes, ejecutada hace 25 días en Iguala por policías y sicarios en la más grave expresión de narco-política de que se tenga registro, la dirigencia del PRD sostiene contra viento y marea su apoyo al gobernador Ángel Heladio Aguirre y su rechazo a la desaparición de poderes en Guerrero propuesta al Senado por el PAN.

Aquí decíamos en la entrega pasada que la renuncia de Aguirre no aparecerá a los normalistas, pero aportaría mucho a la distensión y ayudaría a la recuperación de la confianza, cuando el enojo y el malestar crecen no sólo en Guerrero, sino en todo el país.

El viejo priísta que se arropó en la llamada Nueva Izquierda del PRD para ganar la gubernatura cuando su partido, el tricolor, le negó la oportunidad de ser candidato, argumenta ahora que los únicos que pueden decidir si se va o si se queda, son los guerrerenses. ¿Qué no los ha visto y oído exigir su dimisión en las concurridas marchas de los últimos días y en las explosiones de rabia que ayer incendiaron el edificio sede del PRD? ¿El partido del sol azteca no acusará recibo de tales expresiones de repudio? ¿Por qué, entonces, la dirigencia encabezada por Carlos Navarrete mantiene su respaldo?

La respuesta incluye un temor y un mezquino cálculo electorero, sello de la casa en la Nueva Izquierda de Los Chuchos desde los tiempos en que su líder fundador, Jesús Ortega, aprendió en el acomodaticio Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), del desprestigiado Rafael Aguilar Talamantes, a siempre sacar un beneficio personal o político aun en la derrota.

El temor, entonces, es perder Guerrero en las elecciones del año próximo y/o evidenciar vínculos partidistas con la narco-política hoy dominante en Guerrero.

Y el cálculo mezquino es que sólo Aguirre, con su cacicazgo en un estado que gobernó como interino cuando Rubén Figueroa hijo renunció por su responsabilidad política en la matanza de campesinos de Aguas Blancas, sería capaz de mantener Guerrero para el PRD y para quien sería el candidato de Los Chuchos, Armando Ríos Piter.

Ese cálculo electorero que revela el poco interés en el tema central de esta crisis, la vida de 43 muchachos de una normal rural, es, sin embargo, altamente riesgoso y, por lo visto, con el repudio popular de los últimos días, resultará muy costoso para el PRD.

Respaldar a Aguirre en medio de semejante crispación social sólo ayudará a construirle al PRI un discurso ganador en un estado donde el PAN es inexistente. Y abre las compuertas de seguridad del PRD para que más militantes de una izquierda que ya no representa, se vayan a Morena o se vaya al partido de AMLO el voto de quienes se ubican en ese lado del espectro político.

Los neoconservadores han machacado hasta el cansancio que el PRD dirigido por Los Chuchos representa a la izquierda moderna, dialogante, constructora de acuerdos. Y esa es la gran coartada que los llevó al Pacto por México y a la aprobación de las reformas.

Es así que algunos llaman pragmatismo político lo que otros saben que es traición a los principios y subordinación claudicante.

Es altamente probable que la crisis de Guerrero nos lleve a asistir al naufragio del PRD.

Instantánea

TLATLAYA. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos dio a conocer ayer el resultado de su investigación sobre el caso Tlatlaya, en el Estado de México, y concluyó que ocho militares ejecutaron a por lo menos 15 de 22 presuntos delincuentes en una bodega de esa localidad, el pasado 30 de junio. Sus pesquisas sugieren que después de un enfrentamiento con los soldados, los presuntos delincuentes se rindieron y, aun así, al menos 15 fueron ejecutados extrajudicialmente. La CNDH documentó, asimismo, que durante la investigación del caso encontró obstáculos, uno de ellos que las autoridades hayan divulgado que era un enfrentamiento cuando eso fue una falsedad. Además, hubo alteración en el lugar de los hechos para tratar de simular un tiroteo y le proporcionaron a la Comisión fotografías a modo de ocultar que había sido una ejecución. Hasta el momento, ningún militar tiene un proceso penal abierto por homicidio.

Comentarios