Excitación sin límites

OPINIÓN 22/05/2013 02:00 Actualizada 02:00

Quizá la fantasía erótica de muchos hombres, y también de algunas mujeres, es tener la capacidad de excitarse de inmediato y conseguir multitud de orgasmos al día. Pero cuando estos sueños se hacen realidad pueden resultar ser una pesadilla.

Este es el caso del Síndrome de Excitación Persistente, un padecimiento que afecta sólo a las mujeres, provocándoles una excitación genital espontánea con o sin orgasmos o congestión sanguínea genital durante extensos periodos de tiempo, algunas veces días o, incluso, semanas.

El orgasmo se da fuera de lugar, la musculatura se contrae, aumenta la sudoración, la frecuencia cardiaca, hay vasodilatación y se acelera la respiración; el cuerpo se prepara para el clímax, pero lo hace en el momento y en el lugar inadecuados, como haciendo las compras, tomando café con las amigas o sentadas en el trabajo. Es decir, viven permanentemente excitadas, pero sin que su estado responda a ningún interés sexual.

En ocasiones, el orgasmo puede calmar temporalmente los síntomas, pero estos retornan en cuestión de horas. Sin embargo, esta disfunción no está relacionada con la hipersexualidad, antes llamada ninfomanía, que es el aumento repentino o la frecuencia extrema en la libido o en la actividad sexual, las mujeres que lo sufren se encuentran en un constante estado preorgásmico.

Se trata de un trastorno muy inusual y las mujeres que lo padecen no lo reportan porque lo consideran vergonzoso, pese a que no está relacionado con ningún tipo de sensación de deseo sexual. De tal forma, convierte el placer de tener un orgasmo en frustración, culpa o desesperación y también es distinto de la multiorgasmia, un fenómeno que no es patológico y se basa en la posibilidad de culminar varias veces seguidas.

El sentimiento no es el de una excitación sexual normal y placentera, tiene más que ver con el dolor genital y, de hecho, la mayoría de las paciente llegan a caer en depresión e incluso presentando ideas suicidas, ya que el trastorno les impide llevar una vida normal, además de interferir en sus relaciones de pareja; así, lo más habitual es que acudan con el ginecólogo alegando insatisfacción o dolor durante la penetración y no una excitación permanente.

Michele Thompson es el caso más sonado, ella padece este mal y afirma poder tener hasta 300 orgasmos al día; fue hasta que vio un documental en TV que se dio cuenta que su estado no era normal y decidió consultar un doctor.

Este síndrome se documentó por primera vez en 2001 por la doctora neuyorquina Sandra Leiblum y ya se considera una disfunción sexual desde el 2003, ahora se espera que sea incluido dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en el que se compilan todos los problemas psíquicos.

Como obtener orgasmo es una nimiedad en relación con los problemas que trae, como la angustia, y que deja a la persona en una situación no armónica y descolocada, se cree que pertenece al campo de la siquiatría ya que es algo compulsivo, con frustraciones y perturbaciones sicológicas.

Todavía no se conoce mucho sobre él como para saber sus causas, pero se cree que es consecuencia de una irregularidad en los nervios sensoriales, por lo que afecta más atravesando la menopausia o a aquellas que llevan tratamientos hormonales.

También se ha relacionado con malformaciones o tumores genitales, consumo de antidepresivos, cambios vasculares y problemas neurológicos, incluso con la epilepsia; también algunos casos se han presentado en mujeres somnolientas o cansadas, circunstancia que resulta sorprendente ya que el agotamiento suele ser un factor contrario al despertar sexual.

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