Con el apagón

OPINIÓN 21/10/2015 05:00 Actualizada 05:00

El último día de este año vencerá el plazo fijado para transitar de la televisión analógica a la digital en todo el país.

Ese 31 de diciembre deberá ocurrir el llamado apagón analógico. Ya no se transmitirán señales de televisión analógica para dar paso a las de la televisión digital abierta (TDA). Por lo tanto, quien no tenga un receptor digital o el correspondiente convertidor de señal, no podrá ver televisión.

Con la TDA, el uso del espectro radioeléctrico será más eficiente, podrá transmitirse más de una señal televisiva en el ancho de banda que hoy ocupa una sola señal analógica, mejorarán capacidad y calidad de transmisión de audio y video, y los fallos serán menores, además que nos acercará a la convergencia digital con el mundo.

Con el vencimiento del plazo encima saltan las insuficiencias. Para el apagón se fijaron calendarios escalonados y el correspondiente a Nuevo León se cumplió el pasado 24 de septiembre. Y no obstante que es uno de los estados con mayor ingreso per cápita y hábitos de consumo y tecnológicos similares a los de Estados Unidos, no todos los neoloneses completaron la sustitución de receptores o la colocación de convertidores.

Cifras conservadoras señalan que unos 120 mil hogares se quedaron sin acceso a las señales de la TDA, lo que quiere decir que cerca de medio millón de personas (16% de los regiomontanos), no pueden ver la tele.

¿Si en Monterrey no se pudo, se podrá en el resto del país? Se ve difícil. La reforma constitucional de telecomunicaciones obliga a que, al realizarse el apagón, debe tenerse una cobertura de 90% de telehogares del país y el presidente de la Comisión de Telecomunicaciones del Senado, Javier Lozano, aseguraba ayer que apenas se alcanzará 66%.

¿De dónde sacó la cuenta? Pues de una meta que se fijó el propio gobierno: entregar nueve millones 400 mil receptores digitales. Así que, suponiendo que se cumpliera esa meta, no se va a cumplir con el porcentaje de cobertura constitucionalmente exigido. De ahí que Lozano propusiera diferir la fecha.

Estas cosas pasan cuando se contaminan con intenciones electoreras y maniobras utilitarias.

Cosa de hacer un poco de memoria. El gobierno de Vicente Fox planteó en el año 2004 que el apagón analógico fuera en 2021, pero su sucesor, el también panista Felipe Caderón adelantó el plazo al último día de 2015 (decreto del 2 de septiembre de 2010). Su cálculo tenía que ver con un escenario: que su partido mantuviera la Presidencia y tocará a ellos operar esa transición tecnológica.

En eso trabajó la Cofetel, organismo regulador creado para ese y otros fines en la materia, pero que enfrentó, con malos resultados, un primer apagón que debió haber tenido lugar en Tijuana el 28 de mayo de 2014 y que tuvo que diferirse.

De cualquier forma el cálculo electorero había fracasado: ya estaba de regreso el PRI en la Presidencia y el gobierno de Peña Nieto operó el cambio de la Cofetel a Ifetel, devolvió a la SCT el tema del apagón digital y planteó la entrega de televisiones (vía la Sedesol y justo en el momento de las elecciones federales intermedias), en lugar de los convertidores originalmente planteados en el decreto.

Vea usted la diferencia: un convertidor puede costarle 600 pesos y una TV Digital hasta dos mil. Entonces lo que se había presupuestado pasó de tres mil millones a 13 mil millones de pesos.

Por eso le digo: negocios y elecciones.

 

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