Escuchen la voz de la gente

OPINIÓN 21/08/2013 05:00 Actualizada 05:00

Cuando Cuauhtémoc Cárdenas presentó el lunes la iniciativa de reforma energética del PRD, no sólo desnudó el carácter privatizador de la del gobierno de Enrique Peña Nieto, sino que ofreció un cauce legal viable a la protesta social que prevé estallará si se arrebata a Pemex la exclusividad estratégica para explorar, explotar y transformar el petróleo. Ese cauce es la consulta popular, no por supuesto, la que de manera aleatoria y acaso significativa pero reducida, realizará el PRD con Alianza Cívica, sino una amplia y sustentada, por cierto, en un principio constitucional.

Vamos por partes: Cárdenas, pragmático como siempre, sabe que Peña cuenta con los votos necesarios para que el Congreso apruebe su reforma constitucional por mayoría calificada. En la Cámara de Diputados necesita 334 votos que obtendría, sin problema, con los 213 del PRI, los 114 del PAN y los 13 del Partido Verde o los 10 de Nueva Alianza. En el Senado requiere 84 votos que también conseguiría sin problema con los 54 del PRI y los 38 del PAN. El PRD y los otros partidos cercanos a la izquierda no pueden evitarlo en el Congreso. Es previsible, por lo tanto, la aprobación legislativa de la reforma de marras aunque a ella le planten cara en la calle el Morena y López Obrador, las diversas tribus perredistas, la militancia del PT y los movimientos sociales o gremiales.

Es justo en ese contexto donde se ubica el planteamiento de Cárdenas de llevar el tema a una consulta popular amplia. Ésta atendería a un principio democrático elemental tratándose, como es el caso, de un asunto que marcará el futuro del país. Quienes proponen cambios constitucionales para privatizar y “rescatar” la industria, y quienes sugieren “modernizar y rescatar” pero sin tocar la Constitución, alegan por igual que su iniciativa es la buena. Creámosles que actúan de buena fe en la argumentación exhaustiva de sus propuestas, y que la gente decida.

El artículo 35 constitucional establece como derecho ciudadano “votar en las consultas populares sobre temas de trascendencia nacional”. Y este lo es, ni quien lo dude. Aquí cabe una consulta que, dice la Constitución, puede ser convocada por el Presidente o el Congreso (con aprobación por mayoría de cada una de las Cámaras en ambos casos); o “por los ciudadanos equivalentes a por lo menos 2% de los inscritos en la lista nominal de electores”. Ese 2% equivale a un millón 630 mil electores. De ahí el llamado de Cárdenas a recabar desde ya al menos ese número de firmas, para exigir una consulta, sin que su realización tenga que aprobarla el Legislativo.

Desde el gobierno ya surgieron las voces de que una consulta no es viable ya que el artículo de la Constitución que le da sustento no cuenta con una ley reglamentaria. Constitucionalistas consideran inexcta la apreciación. No hay, cierto, reglamentación para la consulta (es una asignatura pendiente de la reforma política). Pero sí se puede organizar desde la Constitución. ¿Cómo?: realizándola en las elecciones federales intermedias de 2015.

Es más, si la participación en esa consulta fuera de 40% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores, su resultado será vinculatorio para los poderes Ejecutivo y Legislativo, es decir, tendrían que acatarlo sin chistar. Sería el mandato dirimido entre aproximadamente 32 millones de mexicanos.

Cárdenas ha reaparecido así en el centro del escenario político del país. AMLO dijo estar de acuerdo con la consulta, sin que ninguno de ellos renuncie a la movilización social. Sería erróneo interpretar que el ingeniero subió a la palestra para arrebatarle la exclusividad del tema a El Peje. Para defender lo que ambos consideran defendible deben actuar unidos y convencer que su iniciativa es la mejor. Enfrentan a todo el aparato; el gobierno de Peña Nieto, el PRI y el PAN están en lo suyo, argumentando a favor de su iniciativa.

Instantánea

1. CRECIMIENTO. Finalmente Hacienda ajustó ayer el pronóstico de crecimiento del PIB para este año de 3.1% a 1.8%, más en línea con las previsiones del Banxico y de los operadores financieros. La actual administración planteó en principio un pronóstico de crecimiento de 3.5% que había ajustado tímidamente a 3.1%. Dicen los que saben que el joven subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, anda tambaleándose.

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