Viviendo con cáncer
Vivir día a día, aun gozando de salud, puede ser un camino lleno de retos, dudas, estrés, satisfacciones o alegrías. En suma, sólo el que vive llora y ríe. De entre todas las frases célebres sobre la vida, hay una que parece muy simple: "Vive como si fueras a morir mañana". Es un mensaje en el que podemos encontrar la urgencia de vivir activamente, de disfrutar a través de todos los sentidos la generosidad de poder respirar y sentir el mundo que nos rodea.
Pero, ¿qué pasa cuándo la frase cobra sentido y la realidad es que podemos morir mañana? No todos reaccionamos igual, la mayoría de los y las pacientes que se enfrentan al diagnóstico, el tratamiento o a una recurrencia del cáncer experimentan sentimientos y emociones negativas y necesitan del apoyo y la comprensión de familiares y amigos.
Es común esperar que una vez terminado el tratamiento del cáncer, la persona regrese a sus actividades normales, pero es precisamente cuando el impacto emocional del cáncer puede ser más fuerte y se necesite más apoyo médico, familiar y social.
Otro aspecto relevante es el pronóstico, no es igual una persona que prácticamente está curada de aquella que tiene probabilidades muy altas de tener una recurrencia o de padecer un cáncer muy avanzado y con pocos meses de vida.
Las recomendaciones generales para todas las personas que viven con cáncer son las siguientes:
· No guardar silencio, hablar de los temores y dudas; callar sólo hará más grande el problema y será muy difícil lograr la comprensión de las personas que viven alrededor.
· Buscar apoyo médico: todos los centros oncológicos cuentan con trabajadoras sociales, servicios de apoyo psicológico, grupos de ayuda y sesiones educativas para el paciente o sus familiares. Pregunta a tu médico/a o trabajador/a social.
· Tomarlo con calma. Si la ansiedad o la depresión son severas, se debe solicitar apoyo psicológico, puede ser necesario tomar antidepresivos, terapia de apoyo y ejercicios de relajación.
· El ejercicio tiene muchas ventajas, se aprovecha mejor el tratamiento, disminuye los riesgos de recurrencia de algunos tumores, mejora el estrés, ayuda a conciliar el sueño y aumenta la energía. Puede ser tan simple como caminar o tan intenso como la condición física lo permita.
· Evitar el alcohol y las drogas, pues éstos además de empeorar el pronóstico, a la larga también aumentan la depresión.
· Dejar el tabaco. El cigarro es siempre malo para la salud y complica o empeora cualquier enfermedad.
· Come sanamente, más que nunca es necesaria una dieta balanceada suficiente en frutas y verduras. Comer poco o comer con exceso de grasas, azúcar y sal hace sentir más cansado, sin energía o deprimido.
· Escribir un diario. Ayuda a muchas personas a entender mejor sus sentimientos, a desahogarse y a darse cuenta del progreso emocional.
· Aprender a mantenerse positivo; no es fácil, pero es mejor que vivir con miedo y con incertidumbre. No se trata de ser siempre encantador y optimista, se trata de no vivir siempre enojado o paralizado.
· Aprender a sacar el máximo provecho a las experiencias, no quedarse con dudas; si se necesita, pedir siempre ayuda.
· Para los familiares y amigos cercanos, también es una experiencia muy difícil que necesita del apoyo de grupos o de pláticas de ayuda.
"Es mejor encender una vela, que vivir en la obscuridad."
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