Año horroroso

OPINIÓN 20/07/2015 05:00 Actualizada 05:00

El presidente Peña Nieto cumple hoy lunes 49 años. Para él los mejores deseos de salud, bienestar y éxito, aunque se ve que, difícilmente, podría haber en su horizonte razones para festejar su cercanía al medio siglo. Éste debe haber sido para él un annus horribiles, socorrida expresión latina cuya traducción da título a esa colaboración.

Lamentables acontecimientos que golpean violentamente la credibilidad de las instituciones de seguridad y de su gobierno, no han dejado de encadenarse en el transcurso de este año. Sucesos graves y bochornosos que en otras latitudes han dado al traste con prestigios y gobierno.

La primera sacudida fue la matanza de Tlatlaya, en el Estado de México. La Secretaría de la Defensa informó que la madrugada del 10 de junio de 2014, una patrulla del batallón de Infantería 102 repelió una agresión de presuntos delincuentes con saldo de 22 muertos. Con el paso de los días se encontró evidencia sólida de que al menos 15 de esos 22 muertos habían sido ejecutados por los militares, sin que hasta ahora haya castigo para los responsables.

Después, la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre, también de 2014, una persecución policiaca a estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en Iguala, terminó con la muerte de seis y la desaparición forzada de 43 estudiantes. El caso, no resuelto y aún impune, pronto se convirtió el asunto que metió a Peña Nieto y a su gobierno en una de las peores crisis de credibilidad de las que se tenga memoria. Incluso hizo ‘rodar la cabeza’ del ex procurador Jesús Murillo Karam quien ya había asumido como verdad histórica, sin pruebas contundentes de identificación, que los 43 de Ayotzinapa había sido asesinados y arrojados a una basurero de Cocula prendido como increíble pira.

La noche del 6 de noviembre de 2014, el gobierno federal revocó de manera sorpresiva el fallo de la licitación del Tren de Alta Velocidad México-Querétaro, ganada por una empresa del gobierno chino, Railway Cosntruction Corporation, que encabezaba la sociedad con tres empresas mexicanas, entre ellas Constructora Teya, del Grupo Higa, cuyo propietario Juan Armando Hinojosa Cantú, ha estado vinculado a Peña Nieto como contratista.

Tres días después, el 9 de noviembre, el presidente Peña Nieto viajó a China en visita de Estado. Había una gran expectativa de la explicación que daría a los chinos de la revocación del contrato del tren rápido.

En eso estaba cuando la periodista Carmen Aristegui dio a conocer el 12 de noviembre que el Presidente tenía en Las Lomas una mansión no declarada entre sus bienes, de al menos siete millones de dólares; que ya había sido habitada por él y su esposa Angélica Rivera, quien la había mostrado a la revista Hola¡; y que se mantenía a nombre de Ingeniería Inmobiliaria del Centro, empresa que se la había vendido y que también era parte del Grupo Higa del contratista Hinojosa.

Explotó el escándalo de tráfico de influencias de La Casa Blanca de Las Lomas, que tocó violenta y directamente a Peña Nieto quien tras su regreso de China, instruyó a su esposa para que el 18 de noviembre video grabara y difundiera por la TV un mensaje en el que mostró un contrato de Compra venta con reserva de dominio por 54 millones de pesos de los que, hasta esa fecha, había pagado 14 millones de pesos con un crédito hipotecario (¿un proveedor del gobierno la financió en condiciones preferenciales?); y aseguró que la casa era de ella y la adquirió con el dinero que había ganado en Televisa. De la investigación ordenada por el mismo Presidente nada se sabe hasta hoy.

Por si algo faltara, el Presidente tuvo que ser operado de emergencia el pasado 26 de junio, para extirparle la vesícula; el 11 de julio se le fugó Joaquín Guzmán Loera de la cárcel de máxima seguridad de Almoloya mientras él iniciaba una visita de Estado a Francia donde se empezaron a documentar las primeras evidencias video grabadas de un distanciamiento entre el Presidente y su esposa; y el 15 de julio se quedó muy corta la primera licitación a empresas privadas de bloques petroleros para la exploración y explotación, de manera que sólo se colocan dos de catorce y quedaron en manos de dos empresas extranjeras (una estadounidense y la otra británica), asociadas con la mexicana Sierra Oil & Gas, de la que forma parte Hipólito Gerard, cuñado del ex presidente Carlos Salinas.

@RaulRodriguezC
[email protected]
raulrodriguezcortes.com.mx
Comentarios