Dudas razonables sobre el caso Mariana

OPINIÓN 20/05/2015 05:00 Actualizada 05:00

A inicios de año, la Procuraduría del Estado de México informó a la familia que unos restos hallados en una bolsa, en el Río de los Remedios, corresponden a Mariana; esto lo habrían determinado a través de un examen de ADN. Pero la familia tiene dudas respecto al dicho de las autoridades.

La primera razón es un antecedente innegable: el caso de Abril Selena Caldiño Rodríguez, una muchacha de 15 años que desapareció el 26 de mayo de 2011, también en Tecámac. La madre buscó durante dos años hasta que el 10 de mayo de 2013, la Fiscalía Especializada contra Trata de Personas le informó que Abril había sido hallada. Según esta versión, pocos días después de la desaparición de Abril, el cuerpo de una mujer fue hallado atado a la tapa de una alcantarilla, en el fondo del Río de los Remedios. Se hicieron pruebas genéticas. Resultó positivo. La madre de Abril enterró los restos que la Procuraduría le dio. Pero, meses después, persistía la duda, así que pidió una exhumación y una segunda prueba de ADN. No era su hija. Esto se ventiló en octubre de 2014.

La segunda razón: Los únicos documentos que han sido entregado a los padres son dos hojas con los resultados de ADN; la primera, realizada a ellos, como familiares; la segunda a los restos encontrados: una cabeza en descomposición y dos muslos. Sin embargo, los análisis de ADN de la cabeza no tienen datos. El cotejo positivo se realizó supuestamente con el fémur hallado. Pero los padres sólo han podido ver una fotografía de la cabeza, no de los muslos. No hay fotografías ni cadena de custodia ni nada. Los padres no pueden saber de dónde salieron esos resultados.

La tercera razón es más bien afectiva; se desprende de la falta de empatía que han mostrado las autoridades. El día que los padres recibieron la noticia, Guadalupe Reyes, madre de Mariana, pidió ver el expediente; las fiscales a cargo no lo permitieron, debido a su "estado emocional". Luego dejaron a los padres con una sicóloga de nombre Rocío. Esta persona lo primero que preguntó fue:

-¿Por qué no lo aceptan?

-Porque no tenemos certeza, queremos otra prueba-, algo así respondió la madre. Y agregó: -¿Cómo le voy a decir esto a mi otra hija?

La sicóloga reviró:

-Así, señora, dígale que su hermana está muerta.

Comentarios