Los peligrosos “producto milagro”

OPINIÓN 20/03/2013 04:00 Actualizada 14:24

Las falsas promesas de los productos milagro llegan por oleadas y confunden a la gente, por eso la Cámara de Diputados dio luz verde a una ley para obligar a los fabricantes de agentes terapéuticos a ponerles la advertencia: “No sirven para diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad o padecimiento, ni síntoma asociado con la misma”.

Pero no es todo, tienen la obligación de dejar en claro que no son medicamentos, ya que carecen de estudios clínicos y, por esta razón, se desconocen sus posibles efectos en la salud.

Paso en buen camino

La reforma busca que las empresas alerten al usuario y digan que determinado artículo “no cura o previene enfermedades”, así podrá ver claramente que los productos pueden ser auxiliares, “pero no hacen milagros”, lo que le proporcionará la información para que pueda tomar la decisión que mejor le convenga.

La diputada Eva Diego Cruz, secretaria de la Comisión de Salud, mencionó que los “productos milagro” son conocidos también como “productos frontera”, porque cruzan el rubro en que originalmente deberían estar clasificados.

Su publicidad incumple con la normatividad en la materia, además prometen beneficios que no corresponden a su naturaleza.

Estos agentes se elaboran con plantas o sustancias de origen natural, sintético o diversos nutrientes y se ofrecen en pastillas, geles, cremas, parches, inyecciones, jabones o bebidas.

La mayoría se caracteriza por exaltar en su publicidad una o varias cualidades terapéuticas preventivas, rehabilitadoras o curativas, que van desde cuestiones estéticas hasta la solución a problemas de salud.

No hay milagro alguno

La legisladora añade que el uso irracional de estos productos y sin control puede presentar grandes riesgos farmacológicos, de contaminación biológica y de alteración en condiciones físicas.

Sobre el tema, la diputada María Sanjuana Cerda Franco dice: “Los llamados productos milagro ofrecen una esperanza sin fundamento a sus consumidores y sólo generan un deterioro económico y emocional en quienes los consumen”.

De acuerdo con la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de la Secretaría de Salud, los productos milagro, de los que han identificado más de 250 en México, están mal clasificados. Sus fabricantes suelen registrarlos como artículos cosméticos o suplementos alimentarios, cuando en realidad son otra cosa.

Algunas consecuencias graves para las personas que ingieren los productos milagro son alteraciones en la presión arterial, infartos, pérdida del equilibrio, somnolencia, intoxicación e, incluso, derrame cerebral, alerta la diputada María del Carmen Martínez Santillán.

En opinión de la legisladora María del Rosario de Fátima Pariente “esta clase de productos constituyen una amenaza seria porque retrasan la posibilidad de que los pacientes se pongan en manos de un especialista que les brinde la atención médica, profesional y adecuada”.

Estos se agrupan en dos clases: primero, los medicamentos que aseguran aliviar alguna enfermedad cuando en la mayoría sólo sirven para aminorar los síntomas. En el segundo grupo, están los que no son medicamentos sino suplementos alimentarios que prometen curar enfermedades o malestares físicos y mentales.

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