La impresionante Billy Elliot mexicana

Gil Barrera

OPINIÓN 19/06/2017 12:21 Gil Barrera Actualizada 12:21

Uno de los grandes retos de la industria del entretenimiento es mover fibras, más allá del modelo de negocio. Quienes se encuentran en el mundo del espectáculo tienen claro que para que un evento funcione, se tiene que injertar un resorte interno que lleve al público a hacer un esfuerzo para comprar un boleto y que el respetable lo disfrute.

Este fenómeno ocurre con Billy Elliot, una obra original de Lee Hall que desde el primer minuto encuentra una conexión espectacular con el público. 

Narra la historia de un niño que se enfrenta a la disyuntiva de complacer a los demás o lograr su propio sueño, en una lucha contra la marginación y la discriminación perfectamente recreada en 1984, pero que bien puede encontrarse en la época actual. 

Con más 100 representaciones Billy Elliot se ha convertido en el referente del teatro mexicano que está a la altura de las grandes ciudades del mundo, es una puesta en escena perfectamente cuidada, sus textos, su música, sus actuaciones y la traducción hecha por René Franco y Susana Moscatel la hacen una obra perfecta, que además le da fuentes de empleo a cerca de ochenta personas directas.

Todos los que trabajan para esa puesta en escena desde taquilla, tramoya, acomodadores hasta actores se esmeran para consentir al público, este ejercicio va más allá de que te traten bien por el costo del boleto, que fluctúa desde los $400 hasta los $1700 pesos, es un esfuerzo en conjunto que permite que desde el escenario te expriman el alma y te la regresen bien ‘planchadita’. No hay un sólo detalle negativo, no hay un momento en que no dejes de sentir algo por cada uno de los personajes –reflejo del gran trabajo de los actores y la dirección- cada palabra del texto te lleva sin querer queriendo a hacer conciencia y a la reconciliación con los demonios internos. Conforme transcurrían las escenas, observé los rostros de los asistentes, quienes entre lágrimas y suspiros, sorprendidos no dejaban de ver cómo Ian González o Hernán Mendoza deshojaban los sentimientos del público poco a poco, era como ver a un tallador pulir el más preciado de los diamantes; una actuación artesanal pero que cuenta con impactante excelencia. 

A su productor Alejandro Gou, lo conozco desde hace más de 10 años, reconozco su persistencia, disciplina y visión. Hemos tenido nuestros desencuentros, aunque nunca he dejado de reconocer que su vida está rodeada de éxitos. Con Billy Elliot se convierte en el Messi del teatro y debemos sentirnos orgullosos de profesionales como él. El México actual carece de personajes aspiracionales, la industria del espectáculo pasa por una terrible ausencia de héroes, por eso cuando encuentras alguien como Alejandro que se arriesga, emprende y gana es motivo suficiente para destacarlo. Intenten verla, el esfuerzo de ir por un boleto, vale la pena.

Sigue la bronca entre Aracely Arámbula y Manola Diez, después de que esta última sacara a balcón una de las frustraciones de La Chule. Se dice que Aracely está haciendo hasta lo imposible por bloquear a Manola y evitar que le den espacios para ventilar su problema. Aracely olvida que Diez, si algo tiene es la fresca memoria de más de 20 años de amistad.

Alejandro Fernández se presentó en Cuautitlán, este fin de semana, en donde lo que más destacó no fue que se bajó del escenario sin tragos, si no el dispositivo de seguridad del evento, pues los policías estuvieron armados con metralletas.

Dulce María, Víctor González y Héctor Suárez Gomís actores estelares de la nueva serie de Imagen. Arranca grabaciones la próxima semana y la participación de Dulce María, les dará un éxito asegurado.

La principal ganadora del éxodo de actores en Televisa es: Pati Chapoy, pues como Ventaneando fue la tribuna a la que desearon ir por años los famosos, ahora sin compromiso contractual con los de San Ángel, muchos actores están haciendo realidad su sueño de ir con Pati. El rating del programa está creciendo de nuevo. Por hoy es todo, nos leemos la próxima semana aquí, donde quizá hablemos de ti. Los leo en @gilbarrera. 

 

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