Un gran acuerdo

OPINIÓN 19/06/2014 05:00 Actualizada 05:00

Estimado lector, ¿cuando leyó el título de mi colaboración para El Gráfico pensó en el campo? Quizá su respuesta es un no.

Mientras me encontraba de gira de trabajo por Chihuahua, pensaba que esta colaboración debería de iniciar como el refrán “A Dios rogando y con el mazo dando”, porque creo que no basta sólo con la buena voluntad, sino que en verdad hay que realizar acciones concretas que permitan modificar la problemática existente en el campo mexicano.

Por lo que me parece de la mayor relevancia que el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, haya decidido emprender una “reforma al campo para hacerlo más productivo, rentable, y espacio digno para quienes viven y dependen de él”. Porque estoy convencida de que no pudiéramos poner en marcha una gran transformación en el país, sin el campo.

Las visiones que vivimos durante los últimos años, quedaron muy claras. Si no se sabe bien a lo que huele el campo recién llovido, sino se sabe de la desesperanza en que cae uno cuando pierde la cosecha y si no se tiene el amor a la tierra cuando se trabaja con el corazón, no tenemos entonces respuestas sobre qué hacer con el sector agrícola. Hoy, afortunadamente, tenemos a funcionarios que conocen el campo, a legisladores comprometidos con esta causa, y al sector con el ánimo para implementar políticas públicas que generen resultados contundentes y sea este sector una pilar más para el desarrollo del país.

Hagamos del campo mexicano una palanca de crecimiento.

INICIO DE DEBATE. La semana pasada les comenté que estaría, semana con semana, actualizándolos del acontecer de la reforma en materia energética. Esta semana, el presidente del Senado de la República, nos convocó a junta de la Mesa Directiva, de la cual formo parte, para analizar y emitir una opinión sobre el procedimiento, a petición del grupo parlamentario del PRD así como de las Mesas Directivas de las Comisiones de Energía y Estudios Legislativos Primera, en la que se desarrolla la discusión.

Después de un análisis pormenorizado, en la Mesa Directiva del Senado de la República, decidimos que no se ha violentado nuestro marco jurídico. Una vez más vemos cómo los intereses políticos toman de rehén el desarrollo del país. Necesitamos dar de una vez por todas el paso que marcará el rumbo de las próximas generaciones y dejar de lado los intereses cortoplacistas.

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