El derecho a mirar al cielo

OPINIÓN 19/01/2016 04:00 Actualizada 04:00

No hace mucho era posible contemplar la Estrella Polar en la constelación de la Osa Mayor, así como otros cuerpos celestes con sólo salir de los suburbios de la Ciudad de México.

El domingo pasado, diversos medios anunciaron que desde México podría verse el paso del cometa "Catalina" (nomenclatura C/2013 US10), que pasa por su punto más cercano a la Tierra, a 108 millones de kilómetros, y con una trayectoria perfilada hacia Arturo, una de las estrellas más brillantes. Desgraciadamente ni el cometa ni la estrella pudieron admirarse desde el Distrito Federal.

Lo mismo ocurre cuando el servicio meteorológico nos anuncia que habrá lluvia de estrellas. En cambio, para ver este tipo de prodigios, es necesario desplazarnos fuera de los poblados con intensa y constante iluminación artificial. La contaminación lumínica es la responsable de que cada vez haya menos sitios desde los cuales se pueda disfrutar de los cielos nocturnos.

El descubrimiento y dominio de la energía en muy variadas formas, desde el fuego hasta la atómica, trajo grandes beneficios a la humanidad pero también produjo nuevos problemas, tanto a ella como al resto de las especies que habitamos el planeta.

Los efectos que producen la luz eléctrica y los residuos de energías no renovables, como los hidrocarburos, entorpecen la visión de los cielos nocturnos, afectando no sólo el privilegio de la vista de los astros celestes sino también la observación astronómica e inclusive, la vida silvestre y otros procesos físicos y químicos que ocurren en la faz de la Tierra.

Ocurre que la iluminación de ciertos asentamientos humanos, en especial las ciudades, está mal empleada: en lugar de alumbrar hacia abajo como debería ser, el haz de luz se emplaza horizontalmente y, ¡peor aún!, hacia arriba. Esto, en combinación con las partículas de plomo de la gasolina, los aerosoles y otros contaminantes, produce un reflejo anaranjado en la atmósfera, que actúa como un velo que impide una vista clara del cielo.

Es por eso que la oficina de la UNESCO (siglas en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura) tomó la iniciativa de defender el derecho a los cielos oscuros y mañana miércoles 20 de enero de 2016, dará inicio una serie de conferencias sobre el tema. La cita es en el Centro Cultural Digital de la Ciudad de México, a partir de las 9:00 horas. La entrada es libre. ¡Que no le tapen el cielo!

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