<i>Vagoneros<i> y buena voluntad

OPINIÓN 18/12/2013 05:00 Actualizada 05:00

Si sólo fuera "quitar a los vagoneros". Detrás de cada uno hay una historia y una serie de omisiones que no empiezan ni terminan en el andén, pero que quizá puedan resumirse en una premisa: frente al desempleo, millones han sido orillados al empleo informal.

En 2012, según datos del INEGI, 29.45% de la población que laboraba lo hacía en el sector informal. En otras palabras, 14 millones de personas se ganaron el pan en condiciones precarias y sin acceso a seguridad social. A este grupo vulnerado pertenecen los vagoneros.

El discurso del GDF deja sin respuesta muchas preguntas: ¿Cuántas personas venden en el Metro?, ¿qué trabajos tuvo antes un joven o un viejo que vende chácharas en el Metro y cuántos dependen de él?, ¿qué opciones ofrecerá el gobierno a estas personas?, ¿o simplemente actuará como lo hizo en un momento con los niños en condición de calle -en administraciones anteriores-?; es decir, hostigándolos y sacándolos de la calle para evitar que afeen el paisaje.

El tema económico no compete sólo a la ciudad. Pero la forma de resolver este problema sí lo es. Y la campaña en contra de los vagoneros que ha emprendido el GDF es discriminatoria y criminaliza a un sector de la población que no las tiene todas consigo. Ayer, una usuaria del Metro grabó y confrontó a un vagonero. Le cuestionó sobre la legalidad de que éste vendiera cosas. El otro reviró y no le permitió grabarle la cara.

Es molesto el constante peregrinar de los vendedores, pero ¿de verdad la solución es el odio?

Es inverosímil que el aumento tarifario resuelva el tema de la vendimia y los limosneros. Mas cabe preguntar si el GDF planea cumplir su promesa mediante la ley del garrote, como ha venido actuando frente a cada problema en los últimos meses.

Vagonero: Desempleado en resistencia.

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