Solidaridad con Carmen Aristegui

OPINIÓN 18/03/2015 05:00 Actualizada 05:00

El pasado lunes acudí al mitin organizado a las afueras de las instalaciones de MVS, a la entrega de 170 mil firmas en apoyo a Carmen Aristegui, la valiente periodista mexicana que nuevamente fue separada de su trabajo por investigar e informar sobre el tema que para Peña Nieto es cultural, la corrupción gubernamental.

Para quienes éramos frecuentes escuchas, la salida de Carmen representa desgraciadamente no sólo la terminación de una relación laboral, sino tácitamente desde el poder, dar por terminado el derecho a la información en este país.

El mensaje es claro, si las investigaciones tienen por objeto develar la corrupción del sistema político mexicano, y especialmente de la pareja presidencial, despídanse de los medios o los medios los despiden a ustedes.

No es la primera vez que desde Los Pinos se incomoda la desgastada figura presidencial a causa de los cuestionamientos hechos por la periodista. La primera vez que fue despedida de MVS se debió al atrevimiento de preguntar sobre el posible alcoholismo que padecía Felipe Calderón. Esto en relación con el hecho noticioso que había causado en la Cámara el despliegue de una manta del diputado Gerardo Fernández Noroña en torno al tema.

“La política se hace en las cantinas”, argumentan algunos diputados y senadores. Ello también forma parte de la cultura patriarcal. A los hombres se les enseña desde pequeños a ser machos, entrenarse sexualmente con prostitutas, a saber pelear y, por supuesto, a tomar alcohol “sin emborracharse”, para lo cual deben practicar tantas veces como sea necesario, hasta convertirse en aficionados.

A eso se le denomina alcoholismo, que es reconocido como enfermedad por la Organización Mundial de Salud (OMS). La adicción no es fácil de controlar, pues requiere tratamiento para la rehabilitación. Tomar decisiones desde el Ejecutivo federal bajo los influjos del alcohol, es altamente riesgoso para la salud del país. Es de suponer el peligro que significa que un Jefe de las Fuerzas Armadas declare la guerra al narcotráfico en condiciones inadecuadas.

Por eso, después de haber formulado esa pregunta incómoda, la periodista fue cesada por MVS y gracias al apoyo multitudinario de su audiencia, posteriormente reinstalada.

De nueva cuenta, la poderosa familia Vargas, dueña de la empresa, se doblega ante la presión de Los Pinos. Desde un principio, con el pretexto del acuerdo México Leaks, orquestó una campaña mediática en contra de Irving Huerta y Daniel Lizárraga, sagaces periodistas del equipo de investigaciones especiales de Aristegui.

En esta campaña, el emporio de Joaquín Vargas dice sentirse “agraviado” por el supuesto uso, sin consentimiento, de su membrete, para la plataforma de transparencia, acceso a la información y denuncia pública, México Leaks.

Gabriel Sosa Plata, ombusman de Noticias MVS, les respondió con precisión a las falsedades. Señaló, entre otras cosas, que en ninguna parte del documento aparece tal emblema, que sola y exclusivamente se menciona al equipo Aristegui/MVS integrante de dicho proyecto.

De igual forma, la acusación de un supuesto “uso indebido de recursos humanos” se cae por sí sola, ya que es evidente que la finalidad de dicha plataforma es la obtención de información para el radio.

El problema real consiste en la exhibida que el equipo de investigación encabezado por la periodista, le dio a la pareja presidencial, dada la corrupción que representa que Higa, el consorcio preferido del régimen, le haya regalado a “La Gaviota”, una casa en las Lomas de 80 millones de pesos, en un país donde sobreviven 80 millones de pobres.

Como radioescucha me siento profundamente agraviada por la arbitrariedad y el significado retrógrada del PRI en el poder. Va mi solidaridad con Carmen Aristegui y mi pésame para la sociedad.

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