Hasta pronto papa Francisco

LILIA MERODIO

OPINIÓN 18/02/2016 12:46 LILIA MERODIO Actualizada 12:46
La presencia del papa Francisco en nuestro país, ha suscitado las más diversas opiniones y reacciones de los sectores de la sociedad mexicana, cuyos argumentos van desde aquellos que afirman que se trata de una visita de Estado hasta los que señalan que obedece a cuestiones meramente religiosas.
 
Lo cierto es que es una de las personalidades más influyentes del mundo y, en ese sentido, su paso por México reviste una singular trascendencia.
 
La relación de la Iglesia Católica y el Estado Mexicano, que ha transcurrido por diferentes etapas históricas, pasando de la confrontación a un proceso de distensión, finalmente llegó a una época de colaboración respetuosa en el marco del Estado de Derecho y en un entorno democrático y plural.
 
Las relaciones diplomáticas entre el México moderno y la Santa Sede se establecieron en 1992. En la actualidad, dichas relaciones se desarrollan en muy buenos términos, en un contexto de respeto mutuo y de reconocimiento de valores y objetivos compartidos en pro de la convivencia armoniosa, la justicia, el respeto de los derechos humanos y la solidaridad entre las naciones.
 
Es de reconocerse en el Papa, un líder sensible y visionario, y a un reformador que está llevando a la Iglesia Católica al encuentro con la gente.
 
Como dato histórico, es la primera vez que el Sumo Pontífice es recibido en Palacio Nacional. Dijo el Presidente de la República, “Ello es reflejo de la buena relación entre la Santa Sede y México. Sin embargo, su visita trasciende el encuentro entre dos estados. Se trata del encuentro de un pueblo con su fe”.
 
Por otra parte, lo dicho por el Papa en los diferentes espacios, ante distintos públicos, sobre diversos aspectos de la vida social, religiosa, económica y cultural de México, es por demás rescatable, sobre todo el sensible mensaje que dio en el Centro de Readaptación Social Número 3 en Ciudad Juárez.
 
Y fue justo ahí, en mi tierra Ciudad Juárez, Chihuahua, el último lugar en visitar antes de su despedida de México, donde se refirió a la responsabilidad de buscar generar espacios de trabajo digno y verdaderamente útil para la sociedad y especialmente para los jóvenes.
 
Mencionó que uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, lo que genera, situaciones de pobreza y marginación, que son el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Por ello, afirmó que no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México.
 
Asimismo, enfatizó que la mejor inversión es crear oportunidades y que el flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas.
 
Sin duda, lo dicho por el Papa en México nos invita a reflexionar sobre cuestiones fundamentales para los mexicanos, que si bien forman parte de la actual agenda institucional, resulta prioritaria su atención a través del fortalecimiento de estrategias y acciones.
 
Hasta pronto papa Francisco.
 
*Senadora de la República
Presidenta de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables.
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