El general de Tlatlaya

OPINIÓN 17/10/2014 05:00 Actualizada 05:00

Es imposible desviar la atención de lo que ocurre en Iguala. Cada día desde hace 20, cuando tres estudiantes de Ayotzinapa y tres civiles fueron asesinados por policías, y 43 más desaparecidos también por agentes del orden que, según la hipótesis de la PGR, los entregaron a un grupo delincuencial, se repite que se les busca, que hay un gran despliegue, que la prioridad es encontrarlos, que se analizan cadáveres de tumbas clandestinas y que el alcalde de Iguala y su esposa están relacionados con un cártel de la droga. Pero no se les encuentra, ni se informa quiénes son los muertos de las fosas, lo que inevitablemente proyecta en el país y en el mundo la ineficacia de los gobiernos federal y local, magnificada por las protestas cada vez más violentas que, de ribete, ya agitaron a las principales universidades del país.

La ineficiencia e insuficiencia con que, por lo visto hasta ahora, se ha encarado la crisis de Iguala, quizás sólo haya servido para algo, y momentáneamente: distraer de lo que ocurre con la presunta ejecución extrajudicial cometida por soldados contra 22 presuntos delincuentes en Tlatlaya, Estado de México.

Más temprano que tarde, sin embargo, este asunto se sumará en toda su gravedad, al coctel de conflictos que sacude al país en estos meses, y que muestra, palmariamente, que su éxito y desarrollo no sólo depende de las reformas pro empresariales tan cacareadas, sino de cambios que reduzcan la desigualdad, aporten justicia social y extirpen la corrupción que nos carcome en todos los niveles.

¿Cómo evoluciona la investigación del caso Tlatlaya?

Por lo pronto, ya alcanzó a un general que fue removido de su cargo, decisión atribuida por la Sedena a su permanente rotación de mandos.

Se trata del general de brigada José Luis Sánchez León, que era comandante de 22° Zona Militar, a la que pertenece el Batallón 102 de Infantería, implicado en la presunta ejecución sumaria la madrugada del pasado 30 de junio. Respecto a su destino en el estamento militar hay dos versiones: que no le fue asignada una nueva encomienda o que fue nombrado jefe del Estado Mayor de la Quinta Región en Jalisco. No pudimos confirmar cuál es la buena.

Lo que sí está confirmado es que el general de brigada Sánchez León ya fue citado a declarar sobre el caso Tlatlaya por el Juzgado Sexto Militar para deslindar responsabilidades y aclarar si existieron omisiones en el desarrollo del operativo que presuntamente se inició a partir de una llamada anónima a la 22° Zona Militar.

Otro que podría ser llamado a declarar es el comandante del Batallón, coronel Raúl Castro Aparicio, quien según versiones extraoficiales llegó al lugar de los hechos una hora después de ocurridos. Él informó de lo acontecido al ahora removido general de brigada Sánchez León, quien, a su vez, se lo comunicó al general de División Jaime Godínez Ruiz, jefe de la primera región militar con sede en el Distrito Federal.

Por esos hechos, fueron detenidos un teniente, quien en el fuero militar enfrenta cargos por delitos contra la disciplina castrense, desobediencia e infracción de deberes, y siete soldados que son juzgados por infracción de deberes.

De ellos, el teniente y tres soldados fueron consignados por la PGR acusados del delito de homicidio calificado, posibilidad que se abrió con las recientes reformas al fuero de guerra y que constituye el primer caso de que se tenga registro.

El removido general de brigada Sánchez León fue sustituido como comandante de la 22° Zona Militar por el también general de brigada José Ricardo Bárcena Rosiles, quien se desempeñaba como subjefe administrativo y logístico del Estado Mayor de la Defensa Nacional, una de las posiciones de más confianza del general secretario Salvador Cienfuegos.

Pronto veremos hasta dónde llegará esto.

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