Los opuestos ¿se atraen?

OPINIÓN 17/05/2013 01:00 Actualizada 01:00

Una de las creencias más grandes que se tienen sobre las relaciones amorosas y de la atracción sexual es que las personas que son opuestas se atraen, y más aún, funcionan bien.

La realidad es que éste es un mito que ha llevado a muchas parejas a los consultorios de los psicólogos y sexólogos a terapia, para tratar de hacer funcionar algo que desde el inicio es poco exitoso.

En las últimas décadas, se ha descubierto que las parejas que duran más juntas y que desarrollan mejor su capacidad de salir de los problemas no es porque estén constituidas por dos personas opuestas, sino más bien, muy parecidas.

En realidad, las parejas que mejor se atraen en su mayoría se forman por personas que tienen mucho en común, pero mantienen algunas diferencias, y no precisamente con personalidades idénticas.

Está demostrado que cuando dos personas tienen intereses diferentes, proyectos de vida distintos, cultura y educación nada similares, les dura poco el amor porque es más complejo lograr acuerdos y satisfacer las demandas de cada uno.

De hecho, la atracción que se requiere para formar una pareja duradera va más allá del mero atractivo físico y de la química momentánea. Hay personas que nos pueden parecer atractivas, pero en la cercanía de la conversación dejan de atraernos porque sus actitudes, sus modos o ideas no coinciden con las propias.

En el terreno erótico, es mentira que a las personas con actividad sexual alta les complacen las parejas con bajo apetito sexual, o que las personas reprimidas se la pasan bien con parejas extrovertidas e innovadoras.

De hecho, cuando dos personas son totalmente diferentes ni siquiera resultan ser complementarias, término que ha venido a definir a las parejas que agregan a la relación lo que al otro le falta, pero esto no significa que ese “algo” sea opuesto.

Estadísticamente, se ha demostrado que hay casi el doble de probabilidades de que nos atraiga una persona con quien coincidimos en seis de 10 asuntos que con alguien en quien lo hacemos en tres de 10, sobre todo si se trata de aspectos fundamentales, como la estructura de vida o las necesidades afectivas. Los puntos más importantes de coincidencia para que una pareja se atraiga constantemente son: que haya valores morales y sexuales similares o con las mismas tolerancias, aspiraciones económicas parecidas, y estilo de vida compatible. De ser así, casi todo lo demás puede ser negociable.

Las apariencias engañan

Aunque a primera vista pareciera que dos personas distintas pueden hacer una buena pareja, la realidad es que para ello tienen más cosas en común que el estilo de ropa y coinciden, por ejemplo, en la manera en que ven la vida; en los ideales propios y sociales; en sus metas profesionales; en el estilo de vida que incluye pasatiempos, actividades recreativas, lugares a los que asisten y hasta en la manera de ver, expresar y vivir el sexo.

Cuando dos personalidades opuestas se emparejan es mucho más complicado llegar a metas comunes y se genera frustración, sobre todo cuando éstas representan logros trascendentales en cada uno. En el aspecto emocional, las personas que esperan frecuentes expresiones de cariño, se vuelven demandantes con parejas poco expresivas o que tienen miedo de comprometerse.

Por ello, lo importante es tener diferencias que aporten diversidad a la relación, pero no que sean barreras para la intimidad y la comprensión.

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