¿Por qué tanto rollo con EU y los desacuerdos sobre su deuda? ¿Por qué se advierte que la falta de un acuerdo en esta crisis tiene al mundo en vilo? ¿A nosotros los mexicanos qué? No es, por supuesto, una alharaca porque no obedece a razón ligera la vehemencia con que se habla del asunto. Si no hay un arreglo la medianoche de hoy la economía mundial se pondría al borde del abismo. Y hasta el momento de escribir esta columna no había acuerdo entre el Congreso de EU y el gobierno de Barack Obama.

Veamos: si el Tesoro estadounidense no es capaz de captar el suficiente dinero para pagar los gastos del gobierno federal, siempre tiene la posibilidad de pedir al Congreso la autorización para endeudarse más y pagar el déficit de lo presupuestado.

Antes de 1917, el Congreso autorizaba automáticamente al Tesoro cada vez que éste necesitaba pedir dinero, pero a partir de la I Guerra Mundial (1918) creó la figura de “techo de deuda”. Desde entonces, el Tesoro puede tomar prestado el dinero que requiera pero hasta un límite, una cantidad fijada por el propio poder legislativo que se conoce así, “techo de deuda”, y que se aprueba cada año junto con el presupuesto federal.

Para ampliar ese tope, el Tesoro tiene que pedir al Congreso un cambio de legislación, mismo que el presidente debe ratificar y convertir en ley. Ese cambio de legislación es lo que la mayoría del Partido Republicano en la Cámara de Representantes (muy influenciada por sectores ultraconservadores agrupados en el llamado Tea Party), no le autoriza a Obama, que es del Partido Demócrata. Le pide, para hacerlo, que cancele su programa de seguro médico conocido como Obamacare.

El gobierno de Washington semiparalizó su funcionamiento desde hace 15 días para disminuir el gasto y alargar el plazo en que se llegaría al “techo de deuda”, que este año fue de unos 16 mil millones de dólares. Pero como no hay plazo que no se cumpla, a esa cantidad se llegará mañana. Obama (quien por la crisis económica enfrenta este año un déficit fiscal que a su vez incrementa el monto de la deuda en circulación), quedaría así desautorizado a disponer de más dinero para cubrir las obligaciones del gobierno, a menos, claro, que el Congreso le autorice aumentar ese techo hasta que termine el año y se apruebe uno nuevo dentro del presupuesto de 2014.

¿Cuáles serían las consecuencias? 1. Washington no podría seguir pagando el servicio de su deuda, caería en default, en moratoria de pagos, ¡en la insolvencia! La calificación de su deuda perdería grado de inversión y los bonos emitidos por el gobierno ya no formarían parte de la cartera de los fondos de inversión y de pensiones, tanto internos como externos. Esto provocaría un alza inmediata en las tasas de interés, es decir, se encarecería la disponibilidad de dinero, lo que sin duda atizará la recesión de la que apenas empieza a salirse. 2. Obama podría optar por una moratoria selectiva, es decir, dejar de pagar a algunos proveedores y reducir el gasto público en por lo menos cuatro puntos del PIB, según estiman los analistas. Esto también mandaría a la economía a la recesión. Y 3. El dólar se depreciaría frente al euro, el yen o el yuan, lo que mataría la incipiente recuperación económica de Europa y Japón al restarles competitividad en el comercio exterior. El destino: la recesión de nueva cuenta.

Los efectos para México se estiman devastadores: caeríamos en recesión al igual que EU y el mundo.

El escenario, pues, es poco predecible pero los que de esto saben lo consideran muy grave. Tanto, que cuesta trabajo creer que Obama y su Congreso no se pongan de acuerdo en las próximas horas, antes de que venza el plazo.

Instantánea

1. ESCOLLOS. El PRI y el PRD lograron ayer sin el PAN diversos acuerdos en la reforma hacendaria. El blanquiazul, después de la reunión el lunes de su Comité Ejecutivo Nacional, insiste que los cambios hechos a la iniciativa no son suficientes y que va a votar en contra. Y la iniciativa privada mantiene su rechazo. Pero el gobierno dice que todo va viento en popa. ¿Será que la sacará adelante sólo con el PRI y el PRD?