Adiós al narcolenguaje

OPINIÓN 16/04/2013 01:00 Actualizada 01:00

La Secretaría de Gobernación, en voz de Roberto Campa, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana, hizo un llamado a los gobiernos de los estados y a los medios de comunicación para desterrar del vocabulario cotidiano una serie de términos acuñados en esta guerra contra el crimen organizado, entre ellos: encobijados, encajuelados, pozoleados, levantón. Un nuevo argot que forma parte del también conocido narcolenguaje. En Segob trabajan en un glosario de términos a evitar y proponen utilizar en su lugar la terminología legal con el objetivo de frenar la penetración cultural del narco en el habla cotidiana, supongo.

Lo que propone Campa no es descabellado, incluso está contenido en un manual publicado por Artículo XIX: Prevenir para después informar: guía práctica de seguridad para la cobertura en zonas de riesgo. Ahí se señala el riesgo de los periodistas de adoptar el lenguaje de las fuentes, en este caso el crimen y el gobierno. Por ejemplo, al usar la palabra levantón (secuestro para desaparecer a alguien o sólo asustarlo) se responsabiliza de manera indirecta al crimen organizado. Pero la privación ilegal de la libertad también puede ser cometida por grupos paramilitares, militares o policías.

Campa y Artículo XIX, organización a favor de la libertad de expresión, coinciden en que el crimen organizado gana al imponer su lenguaje a los medios de comunicación para lograr que se vuelva de uso común. Álex Grijelmo dice en su libro El estilo del periodista: "Los periodistas han sucumbido, han perdido el poder de dar nombre a las cosas y han entrado en el juego de quienes pretenden edulcorar la realidad para ajustarla mejor a sus intereses; todos los poderes de la sociedad están involucrados en esta suplantación".

Respecto a esto último, hay una declaración del general Jorge Juárez Loera, que estuvo a cargo de la 11 Región Militar (en Chihuahua y Coahuila) y hasta la mitad de 2008 fue responsable del Operativo Conjunto Chihuahua. El Diario, de Ciudad Juárez, publicó el 2 de julio de ese año esta declaración: "A mí me gustaría que los periodistas cambiaran su nota y donde dice: ‘Un muerto más', dijeran: ‘Un delincuente menos', ojalá lo piensen, y los dueños de los periódicos empleen bien el idoma".

Pues sí, tiene razón Campa, modificar el uso del narcolenguaje es una tarea para el gobierno y para los medios de comunicación. Pero también el gobierno ha utilizado de manera recurrente el eufemismo "abatir" para comunicar a la población que quitó la vida en enfrentamiento armado a un líder del crimen organizado, por ejemplo.

El que parece no haber entendido nada fue el coordinador de los diputados panistas en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal, quien calificó de ridículo el llamado de la Segob porque, según él, eso no elimina la violencia. Es verdad, el cambio en el lenguaje no abate la fatal realidad del país, pero los periodistas tenemos el poder de dejar de hacerle el caldo gordo al narco.

En el Radar

El pasado fin de semana se consumieron 150 hectáreas de pastizales, porque árboles ya no hay, en el cerro del Ajusco. La delegada en Tlalpan, Marisela Contreras, se vio superada y pidió la entrada del Ejército en la zona afectada y también para ayudar a la población. ¿Y Mancera? Pues ayer inauguró un parque público de bolsillo enfrente de su oficina, en el Antiguo Palacio del Virreinato.

Periscopio

El PAN, como en los viejos tiempos. La diputada Priscila Vera propondrá hoy en la ALDF cerrar la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y crear otra que funcione de acuerdo con su imaginario. Ojalá que el inspirado panismo no quiera organizar una quema de libros como Aura y otros textos malditos.

Bitácora de lo absurdo

"Un candidato ganó por menos de un punto (Felipe Calderón) y la izquierda aceptó el resultado". Nicolás Maduro, candidato electo a la presidencia de Venezuela al equivocar un argumento en su defensa respecto a las elecciones mexicanas en 2006: López Obrador nunca aceptó su derrota y se proclamó presidente legítimo.

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