Guerra con Ley del Talión

JUAN ARVIZU ARRIOJA

OPINIÓN 16/01/2017 09:22 JUAN ARVIZU ARRIOJA Actualizada 09:22

Después de tres décadas de imperio global del libre comercio, hay un saldo de insatisfacción en la mayoría de la población mundial que, tras la caída del muro de Berlín, había renovado sus esperanzas, en una palabra, de felicidad.

Para México, las expectativas del bienestar florecieron con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el cual no incluyó los temas de energía y trabajo de migrantes, a partir de 1994.

La aplicación del TLC sincronizó a México con las poderosas economías de Estados Unidos y Canadá, y ello facilitó los negocios, en los rubros de comercio e inversiones, en un contexto de modernidad, con la aplicación de mecanismos que potenciaron la productividad trilateral.

Pero los beneficios han quedado concentrados en las corporaciones. La prosperidad de las mayorías, al menos para México, no llega atrás del empleo, la capacitación para el trabajo, la modernización tecnológica, los logros en productividad.

Un síntoma de que la ecuación estaba incompleta se presentó a fines de la pasada centuria con protestas contra la globalización en Seattle, Praga y Davos.

La historia se divierte. Trae ironías. Un adinerado de esta época, o sea, un ganador del libre comercio, Donald Trump, llega a la Casa Blanca esta semana, con la bandera de una guerra, ahora comercial, y su primer campo de batalla es México.

Supone el presidente electo que va a generar empleos y riqueza para su país. Ya empezó con presiones contra la industria automotriz mexicana, y a cada embate pone nervioso al mundo de los negocios y el peso se devalúa.

México tiene que responder. Por puro impulso de sobrevivencia. El gobierno mexicano deberá emplazar sus recursos, en un viejo esquema, el del proteccionismo. Y si Trump fija una barrera a los negocios, una amenaza para que cancelen proyectos de inversión, debe haber reacción proporcional.

Es la bíblica Ley de Talión, la que impone que se pague con el ojo, el ojo quitado a otro; con el diente, el diente arrancado a un contendiente. Esto es lo que viene y el daño en empleos, salarios, divisas no recibidas, en mucho será por la capacidad de esta administración, que tiene una muy amplia red de tratados de libre comercio.

¿Verá esta generación de mexicanos a sus consumidores en clara actitud renuente a adquirir productos de marcas que haya subordinado Donald Trump? ¿Y si fija una cuota a pagar en el trámite de visas que sea utilizada para financiar el muro fronterizo, habrá quien deje de ir a Estados Unidos?

Los planes antimexicanos de Trump serán catastróficos para el país, en la medida en que la gente acepte el castigo en forma pasiva; si las empresas estadounidenses dejan de tener las ganancias que esperan, por boicot de consumidores, las ideas equívocas del nuevo presidente estadounidense se detendrán.

Pero no basta eso. Es tiempo de que la riqueza generada por la productividad en el aparato productivo y de servicios tenga un reparto justo para los trabajadores y empleados de las empresas.

Mientras, Estados Unidos está en guerra comercial contra México. Hay que responder pronto…

VENTANAL.— Ante la situación que impone Donald Trump, el coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, sostiene que su bancada “aportará desde la diplomacia parlamentaria, herramientas que permitan privilegiar el diálogo y asumir la corresponsabilidad entre ambas naciones”…

VITRAL SOCIAL.— En el 01 800 553 3000, la CNDH toma denuncia de violaciones a derechos humanos…

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