De cuarteles y acusaciones

OPINIÓN 16/01/2015 05:00 Actualizada 05:00

Al escrutinio de los padres de Ayotzinapa sólo se abrirá el cuartel de Iguala, precisó ayer el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, después de que el martes, durante una reunión de más de cuatro horas con familiares de los 42 normalistas desaparecidos, el gobierno abrió la posibilidad de visitar cualquier instalación militar, siempre y cuando se hiciera ordenada y respetuosamente, como señaló la PGR en un comunicado.

La apertura mostrada en esa reunión fue plausible pues desactivó, en el momento, el riesgo de desenlaces cruentos en nuevos intentos de irrupción a cuarteles, como los ocurridos el lunes en Iguala y Chilpancingo.

Más aún: fortalecía el aserto de la Segob y la PGR de que las Fuerzas Armadas no tienen nada que ver con los seis muertos de Iguala y los 42 desaparecidos. Caminaba, pues, sobre la lógica de que “el que nada debe nada teme”, decíamos aquí.

Pero el martes, después de que sesionó en Mazatlán el gabinete de seguridad, Osorio Chong equilibró el anuncio de la apertura de los cuarteles, al reiterar el no involucramiento militar en los hechos de Iguala y reprochar a quienes acusan sin sustento a las Fuerzas Armadas, a la vez que el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, argumentó que las quejas contra soldados por violación a los derechos humanos habían disminuido 62%, y dio muestras de disciplina al señalar que se acataría la decisión del gobierno de abrir los cuarteles.

Sin embargo, es difícil no suponer que la decisión debe haber calado fuerte en la cúpula militar, pues equivale a poner en duda su honorabilidad y desnudarlos, sobre todo porque es evidente que grupos ajenos a los familiares de los normalistas, han participado en la provocación, que lo fue, en los cuarteles de Iguala y Chilpancingo. La historia, desafortunadamente, consigna que fue en cuarteles donde se perdió la pista de los desaparecidos de la “guerra sucia” en la década de los setenta.

En este contexto es donde debe analizarse el anuncio de Osorio Chong de que sólo se abrirá el cuartel de Iguala y del procedimiento institucional por el que se ha optado para hacerlo: una invitación formal de la Sedena a la CNDH que, a su vez, podrá llevar a las personas que considere son las interesadas, por supuesto, los padres de Ayotzinapa.

Esto no deja de ser plausible, pero resulta limitado, pues los familiares de los normalistas y sus asesores legales ya definían una lista de instalaciones militares susceptibles de ser visitadas. El alcance de la decisión, por tanto, se reduce y no acalla las susceptibilidades de quienes acusan al Ejército, sin contar, desde luego, a aquellos que provocan y buscan la confrontación con saldos cruentos.

En medio de todo esto, Osorio Chong reveló que en la intentona de irrupción al cuartel de Iguala el lunes, hubo soldados heridos por lo que se procederá contra quienes resulten responsables. Y si, por ahí debe llevarnos la lógica de la legalidad, pero poco ayudará a crear el clima de no tensión tan necesario en estos momentos peligrosos.

raulrodriguezcortes.com.mx

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