Las viviendas

OPINIÓN 15/05/2013 01:00 Actualizada 01:00

Una de las contradicciones más grandes en este país, en materia habitacional, consiste en que mientras millones de mexicanos carecen de una vivienda digna y decorosa, existen 5 millones de casas deshabitadas, muchas de las cuales se encuentran vandalizadas. Construcciones que fueron levantadas sin tomar en cuenta al ser humano, ni al medio ambiente, están completamente alejadas de los centros de trabajo, son caras y de mala calidad.

Dado el incremento en el índice de desempleo, muchos trabajadores que adquirieron un crédito han dejado de pagar las hipotecas, pues no cuentan ya con un empleo formal, y por tanto, tampoco con un salario regular establecido. De tal forma que la deuda del crédito adquirido ya no puede ser descontada mediante nómina.

Degraciadamente, quienes resienten de manera más crítica la problemática son las familias de los trabajadores, que se encuentran en la mayor indefensión e incertidumbre. Muchas ocasiones son las mujeres quienes tienen que quedarse al frente del hogar dado que la pareja decide abandonarlos.

Casos concretos que se atienden desde el Consjo de Defensa de la Vivienda (CDV) nos dejan ver cuál es la situación por la que atraviesan las mujeres que se han quedado como jefas de familia, pero no cuentan con las condiciones necesarias para afrontar los requerimientos económicos.

Por ejemplo: Leonor está separada de su marido, quien era el titular del crédito; sin embargo, él decidió dejar de pagarlo y regresar la vivienda mediante la figura que se denomina “dación”. Por eso, Infonavit se adjudicó la propiedad y procedió a desalojarla, junto con sus tres hijos, uno de los cuales padece déficit de atención.

María Francisca también es jefa de familia. Ella vivió como pareja del titular del crédito durante largos años; sin embargo, al quedarse sola, no se le quiso reconocer el derecho que le asistía como concubina, a pesar de estar estipulado claramente en el Código Civil.

Estos casos, cono muchos más que vemos a diario, desafortunadamente no son aislados, son representativos de la situación que padecen en nuestro país las mujeres como jefas de familia.

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