La imagen del niño de 5 años, Omran Daqneesh, herido, cubierto de polvo y una mirada llena de agonizante inocencia en la ambulancia de primeros auxilios luego de ser rescatado en Alepo fue la fotografía viral en el verano de 2016. Algunas voces del exquisito jet set proponían dar refugio a algunos niños de Siria. Después vino el siguiente meme, el siguiente lord, quizá alguna lady y el tema de acoger niños sirios como si fueran “perrhijos” se diluyó en ese mar de escándalos que son las redes sociales.

En diciembre de 2016, dos días antes de Navidad, policías preventivos encontraron deambulando a una niña de 7 años en la calzada Ignacio Zaragoza y la esquina de la calle 67, la llevaron al Pediátrico de la Moctezuma. En el hospital, los médicos al ver las lesiones de la niña dieron parte al Ministerio Público de la PGJ. ¿Qué tenía la chiquilla? Heridas recientes de encadenamiento en las manos, cortes de navaja en el cuello, anemia, dermatitis, sarna y un labio tan hinchado, que no le permitía decir bien su nombre, ni el de su madre, Karen, tampoco el de quien la agredió desde que nació: Carmen, la abuela.

Dos meses después de partir de cero, la Fiscalía para el Menor capitalina encontró a la presunta hiena, vendedora del tianguis de Ixtapaluca, que no supo explicar cómo ocurrieron todas esas heridas en la menor de siete años, especialmente la deformación en el cráneo, cómo fue que le quemaba la lengua con un encendedor. 

Le cuento este caso porque la conmovedora imagen de la pequeña no se hizo viral en redes. Tampoco es lo importante frente a lo escalofriante, lo dolorosa. Le platico este caso porque la tragedia que viven los niños en Siria no es lejana a la realidad de la violencia intrafamiliar que viven nuestros niños. Que no quede por usted, si es testigo de cualquier tipo de maltrato infantil, sírvase denunciarlo ante la autoridad (en el caso de la CDMX al 5346 8694). Los niños son de todos, no deben ser golpeados por nadie. Como adultos y sociedad es prioritario velar por sus derechos, pero especialmente el derecho a la integridad personal y la no violencia. Y finalmente, la niña no es siria, es mexicana. Disculpe usted el truco de llamar su atención y para sacarlo de la indiferencia ante la barbarie.

Periscopio. Ayer, en el pleno de Insurgentes y Reforma, el senador guanajuatense Gerardo Sánchez (PRI) presentó un proyecto de decreto para expedir la Ley General de Cultura, respaldado por legisladores del Verde, Carlos Puente y Armando Melgar; del PRD, Angélica de la Peña, la independiente e incansable Martha Tagle; Martha Palafox, del PT, y el panista Francisco López Brito. La diversidad política de los senadores adherentes es clara señal de consenso para que se apruebe en este periodo de sesiones y darle, por fin, un marco jurídico a la Secretaría de Cultura, creada en diciembre de 2015 y que desde entonces funciona ‘a la buena del señor’. 

Bitácora de lo absurdo. “A Macuspana man in New York”, así podría titularse el musical al estilo Broadway que protagonizó López Obrador en su gira electoral en “apoyo” a los migrantes. El tabasqueño tuvo tardes afortunadas en poblaciones cercanas a la frontera como Phoenix, Arizona, donde simpatizantes coreaban festivos “es un honor estar con Obrador”. Incienso, gospel y burritos para el líder.

Vamos, ¿qué puede salir mal en Nueva York si vuelas en primera clase? AMLO salió de la bolsa de protección que da el clientelismo en escenarios a modo y perdió. Luego de un desafortunado mitin, López Obrador llamó “provocador” a José Antonio Tizapa, padre de Jorge Antonio, uno de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, quien reclamó a López el apoyo a Ángel Aguirre y a José Luis Abarca. En su momento, AMLO guardó silencio y distancia del caso Iguala, hasta que tuvo la necesidad de votos en la elección de 2015. Los padres de los estudiantes desaparecidos declinaron las invitaciones al diálogo con López Obrador por considerarlo corresponsable político de la desaparición de sus hijos.