Drogas, sexo y hombres

OPINIÓN 15/03/2013 04:00 Actualizada 18:06

Ya se sabe que las drogas al consumirse afectan no nada más la salud física y mental, sino también la sexual, pero lo que se ha descubierto en últimas fechas es que la idea que se tenía de que éstas, al dejarse de consumir, sólo debían pasar unos cuantos meses para que su presencia en el cuerpo se nulificara es falsa y, en realidad, afectan la vida sexual de los varones incluso años después de haber sido usadas o dejadas de manera permanente.

Conjuntamente, universidades de España y Colombia, así como centros de investigación de países como Argentina, descubrieron que las secuelas de las drogas permanecen por años en el cuerpo empeorando el funcionamiento sexual de los hombres aun en periodos de abstinencia, siendo la heroína la más perjudicial seguida por el alcohol, que consumida en grandes cantidades es la que más afecta la capacidad eréctil.

Drogas para jugar al sexo

Según los expertos, el consumo de drogas como parte del juego sexual o como estimulantes para éste es muy antiguo y datan de la época del Imperio romano.

Hoy ha cambiado el contexto en esta combinación, pero su uso con fines sexuales persiste en la mayoría de los países.

Sólo en 2010 los investigadores constataron que 70% de los varones adictos consumieron alguna vez drogas para mejorar el disfrute de sus relaciones sexuales, el 80% las había consumido para desinhibirse y poder tener sexo. La droga más consumida era la cocaína y el alcohol.

Las drogas afectan las funciones sexuales que tienen que ver con el deseo, el placer, la excitación y el orgasmo. Las investigaciones apuntan que su principal efecto está en el placer sexual y la fase del orgasmo, aunque se desconoce por qué afectan más a éstas, pero se presume que puede ser porque neurológicamente son las dimensiones más relacionadas con el placer.

Las más dañinas

Las personas que ven más perjudicado su placer sexual son las que consumen el speedball o powerball, una combinación de heroína con cocaína en una misma jeringa que se inyecta en la vena.

La coca funciona como estimulante y la heroína como depresor, con ello se presenta una ráfaga de euforia que disminuye la ansiedad y la sedación. Le siguen los consumidores de cocaína.

El orgasmo se ve más afectado en las personas que consumen heroína, seguidos de los que usan cocaína y alcohol. Mientras que el deseo sexual es el área que menos se perjudica, hasta ahora no se sabe con certeza si se presenta un deseo sexual elevado o hiperactivo, que en ambos casos no son positivos en la vida erótica.

Se cree que el daño biológico que generan las drogas es lo que puede afectar el funcionamiento sexual durante el consumo de éstas y después de dejarlas el daño fisiológico desaparece en unos meses, pero el problema sicológico permanece.

De tal forma, cada vez que la persona piensa en tener sexo asocia que este va a ser poco placentero o a salir mal sin no consume drogas, el condicionamiento que se ha producido durante los años de consumo permanece y en ausencia del efecto de las drogas, el sexo sigue siendo un problema.

Por ello, el tratamiento de personas adictas y que han asociado esta conducta al sexo debe ser tratada de manera integral, ya que además de la problemática sicológica que los impulsa a consumir se deben tratar sus trastornos sexuales.

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