Chavos: fajen, no estudien

Lydiette Carrión

OPINIÓN 15/02/2017 12:58 Lydiette Carrión Actualizada 12:58

Eusebio alcanzó notoriedad con su novela ‘Un hilito de sangre’, en la que narra el viaje iniciático de un adolescente de 14 años, que va de la Ciudad de México a Guadalajara siguiendo a la chava que le gusta. Este viaje, como todo rito de paso, va salpicado de peligros y, por supuesto, de las primeras experiencias de un chavo en su sexualidad.

La obra de Eusebio siempre fue cercana a los jóvenes, por la simple razón de ponerse de su lado. Su ensayo “Chavos: fajen, no estudien” (título que robé en esta ocasión) es eso: conocer las necesidades, las ganas, el ímpetu de un chavo. Y decirle: “vive. Y estoy de tu lado.”

Fajen, no estudien. Porque si no lo hacen ahora, el día de mañana ni tiempo van a tener. Ni ganas.

La mayoría de los adolescentes en México, según las mediciones actuales, tienen cierto grado de analfabetismo funcional: es decir, no tienen los conocimientos acordes a su edad biológica y grado escolar. Asimismo, México ocupa el primer lugar en embarazos adolescentes entre los países de la OCDE. ¿De qué sirve decirle a un chavo así: ‘faja, no estudies’?

De mucho.

¿O acaso cree que al no hablar de sexualidad con hijas e hijos ellos no la descubrirán?

Se equivoca.

¿Cree de verdad que podrá reprimir a una adolescente que se ha enamorado?

Se equivoca.

¿Cree realmente que el principal interés de una niña, un niño de 14 o 15 años, es el estudio o la religión?

El amor, el enamoramiento, la “hormona”, la sexualidad, son fuerzas que mueven el mundo. Y más cuando se es adolescente. Y a veces —la mayor parte de las veces— ni dura. Y aún así es real. Contra eso no pueden ni la represión, ni el deber ser. La represión sólo conlleva frustración. El mantener a los hijos en la ignorancia y solos en este principalísimo rito que son los primeros amores, sólo conlleva a embarazos no planeados, a la deserción escolar, a truncar planes de vida.

Por eso, mejor, que un escritor les narre que el amor y el deseo adolescentes son tan viejos como los cerros. Y que todos, hasta los papás, han pasado por eso. Y ya entonces, platicamos de otras cosas: de cómo cambiar el mundo, el país, cómo ser alguien, cómo aprender.

Por todo eso, por hablar de sexo con chavos, por escribirles a ellos, gracias, Eusebio Ruvalcaba. Que en paz descanses. Y a todos los demás, Feliz 14 de febrero. Fajen mucho y después estudien.

 

GLOSARIO DE SUPERVIVENCIA. El amor: El motor. La tempestad. Lo ineludible.

 

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