Michoacán: el experimento

OPINIÓN 15/01/2014 05:00 Actualizada 05:00

Así titula el maestro Gerardo Nieto, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el análisis de esta semana de la situación política del país, que elabora desde hace 14 años y que compartió con este reportero a propósito de lo comentado aquí sobre la crisis de seguridad en Michoacán, que ya toma características de crisis político-militar.

Aquí se decía el lunes que tras la fachada de las autodefensas había pueblo, guerrilla, cárteles confrontados de la delincuencia y grupos patrocinados por empresarios locales, pero también paramilitares auspiciados, o por lo menos tolerados, por grupos políticos locales y/o federales.

Sobre esta última caracterización es que profundiza el académico de la UNAM. Para él, “Michoacán no ha dejado de ser (un) laboratorio de experimentos extremos”. Explica: “En ese estado comenzó la guerra fallida de Calderón contra el narcotráfico y es ahí donde ahora proliferan las autodefensas”. Y considera que, por la información disponible y el desarrollo de los acontecimientos, esas autodefensas habrían sido la cara oculta de la estrategia del “establecimiento político” para limpiar de capos a la entidad.

¿Por qué utiliza el “habría”, una conjugación en pospretérito que suele usarse para dejar abierta la posibilidad de que podría no ser así? Este párrafo lo explica:

“La lógica del conflicto hasta hace unos días exhibía un patrón dominante: dejar hacer a algunas autodefensas para que fueran ellas las que lideraran el exterminio (y el término lo utilizó el gobernador Fausto Vallejo en la firma del acuerdo) de los cárteles que operan en el estado. Pero al calor de los enfrentamientos, se habría decidido rectificar, fortaleciendo la presencia militar en la zona en conflicto, lo que estaría generando una irritación genuinamente popular. No se descarta que la población no quiera desarmarse, en el inicio de lo que sería una suerte de guerra civil, con el riesgo latente de que en medio del caos emerja también el fenómeno paramilitar”.

Uno de los elementos más sólidos que da sustento al aserto de que algunas de las autodefensas son la cara oculta de una estrategia que deja en manos paramilitares el exterminio de los capos del estado, pasa necesariamente por el general retirado de la Policía Nacional de Colombia Óscar Naranjo Trujillo, nombrado por el presidente Peña Nieto como su asesor en materia de seguridad.

Naranjo estuvo al frente de la Policía Nacional de Colombia entre mayo de 2007 y junio de 2012, pero tenía en la institución una ya larga trayectoria. Cuando estuvo en el Comando de Operaciones Especiales participó en una de sus más célebres operaciones, Apocalipsis 1, con la que se dio muerte el 15 de diciembre de 1989 al más sanguinario de los narcotraficantes del colombiano cártel de Medellín, Gonzalo Rodríguez Gacha, jefe de sicarios y segundo en el mando de Pablo Escobar Gaviria. Gran parte de esa operación tuvo sustento en la Unión Nacional de Autodefensas, auspiciadas por Naranjo para asesinar a cientos de delincuentes del cártel de Medellín, con lo que aislaron y debilitaron a Escobar Gaviria, quien finalmente fue asesinado el 2 de diciembre de 1993. De manera que no es del todo descabellado pensar que el hoy asesor en seguridad de Peña podría haber sugerido recurrir a esa estrategia.

Otros de los elementos que dan sustento a la hipótesis son: el poder de fuego que han mostrado las autodefensas y la libertad con la que hasta ahora se ha movido uno de sus líderes, el doctor José Mireles, con quien ha dialogado el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al que se le ha dado cobertura y protección tras el accidente que sufrió en la avioneta en que se trasladaba. Sus aparentemente contradictorias declaraciones recientes también apuntalan la idea: en una enviada directamente a la TV el lunes pasado dijo sin abundar que están dispuestos a regresar a su lugar de origen; pero después, en una conferencia de prensa restringida a unos cuantos medios, señaló que se desarmarán hasta que el gobierno cumpla al 100% su responsabilidad. Desafía al gobierno. Habrá que esperar la reacción de éste.

La rapidez y complejidad de estos acontecimientos sólo permite esbozar escenarios posibles. El experimento a la colombiana de las autodefensas, si es que es real, tiene un alto riesgo de salirse de control. Hay en Michoacán grupos y pueblos armados. Y en este operativo de desarme ya hubo el mismo lunes muertes en Parácuaro en las que se vio involucrado el Ejército.

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