¡Que renuncien ya!

OPINIÓN 14/11/2014 05:00 Actualizada 05:00

La actuación del Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa amerita que salga inmediatamente de la dependencia. Su proceder ha dificultado la resolución del caso, la localización de los estudiantes desaparecidos y la detención de todos los responsables.

La PGR tuvo conocimiento de conductas delictivas del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, desde el 3 de julio de 2013 cuando recibió la averiguación previa relacionada con los homicidios de Arturo Hernández Cardona, Ángel Román Ramírez y Félix Bandera Román. El 18 de marzo de 2014 fue informada nuevamente la PGR de este caso, y el 1 de mayo de 2014 otra vez. Es decir, en tres ocasiones en el periodo en el que ha sido titular de esa dependencia, Jesús Murillo Karam.

Durante los acontecimientos de los días 26 y 27 de septiembre la PGR se mantuvo totalmente pasiva. Una vez que se tuvo conocimiento de los seis homicidios y 43 desapariciones, la Procuraduría se abstuvo de atraer el caso. Es hasta el 6 de octubre, 11 días después, que la Procuraduría anuncia que encabezará las investigaciones.

Después de más de un mes de los acontecimientos, hacia el 4 de noviembre, fue detenido el matrimonio Abarca. Sin embargo, la señora María de los Ángeles Pineda Villa se mantiene en situación de arraigo. Y existen fundadas sospechas de que dicha detención se ha soportado en un montaje con propósitos mediáticos y políticos como ha ocurrido en el pasado con otros casos similares.

Por otra parte, el trabajo de la PGR en el caso de los 43 normalistas se ha orientado a buscar muertos, pero sus familiares y la sociedad mexicana reclama que los jóvenes aparezcan vivos, lo cual refleja un sesgo macabro en las investigaciones.

En el informe presentado por Murillo Karam el pasado 7 de noviembre se advierten numerosas irregularidades. Una de ellas tiene que ver con el hecho de que nada lo obligaba a hacer público ese avance que no es concluyente y cuya hipótesis carece de respaldo científico, ya que se aventura la temeraria información de que 43 personas fueron reducidas a cenizas sin tener las pruebas correspondientes.

A pesar de eso y de que los familiares de los estudiantes le pidieron que no se difundiera, Murillo Karam hizo público ese informe con el objetivo de facilitar el viaje al extranjero del Presidente de la República, de dar carpetazo al asunto y, de paso, asestar un golpe sicológico contra las familias de Ayotzinapa y los jóvenes de todo el país.

La prepotencia y displicencia con la que se conduce Murillo Karam confirma que no es la persona indicada para estar al frente de la PGR, pero más allá de ello, el problema grave y de fondo, es que la Procuraduría no está buscando a los normalistas ni al conjunto de los responsables de su desaparición. Hay encubrimiento, desvío de las investigaciones, omisión y sesgo político en su accionar, además de desprecio y falta de respeto a las familias de los estudiantes.

Por todo ello debe renunciar. Si Jesús Murillo Karam ya se cansó y el presidente Enrique Peña Nieto prefiere irse de viaje, mejor que se vayan ya, que renuncien de una vez a sus cargos públicos.

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