Por favor, no lo considere un acoso textual
Rodolfo Rosales
Posiblemente usted ya fue pasajero del poetaxi, unidad que además de brindarle un servicio le pone al alcance de su mano y sin costo poemas seleccionados.
Nuestro amigo, nos cuenta que es contador de profesión y que hace 15 años se quedó sin empleo.
“Entonces me pregunté qué es lo que iba a hacer para seguir teniendo ingresos y fue cuando me decidí por dedicarme a la ruleteada, como decían los antiguos”, comenta Juan Manuel
Así, luego de varios años, se dio cuenta que el taxi es un buen lugar para fomentar la cultura y el gusto por la lectura.
“Hace seis años junto con otros 15 compañeros adictos a la lectura, pusimos en marcha un programa al que llamamos Taxi-librería, y nos fue bien. La idea era que el pasajero tomara el libro y si al llegar a sus destino le gustaba, se lo vendíamos”.
“Incluso, el GDF me entregó un diploma por el fomento a la lectura, pero no nos dio ningún apoyo para seguir con el proyecto, el cual se acabó debido a la falta de recursos. Eran unos 25 títulos del Fondo de Cultura Económica”, recuerda con tristeza.
Pero, Juan Manuel no es un hombre que se rinda a la primera. Ahora lleva a cabo un programa llamado “Poetaxi”.
“Porque nos hace falta poesía, mientras viaja y llega a su destino, pida a su servidor una copia de cualquiera de los poemas enlistados: ¡Son gratis!”, dice un letrero pegado en la parte posterior del asiento del copiloto.
“Ahora le hemos sacado copias a varias obras de poetas como: Mario Benedetti (Hagamos un trato), Octavio Paz (Conversar), Jaime Sabines (Me encanta Dios) y los poemínimos de Efraín Huerta (El respeto al complejo ajeno en la paz. Hablando se enciende la gente).
“La gente ve la lista de poemas que traemos y si nos pide la copia se los regalamos, no es tan caro y les sembramos la semilla por el gusto de la lectura”.
En lo personal, a nuestro amigo le encanta conversar, que en su primer párrafo dice: “Conversar es divino/ Pero los dioses no hablan/ hacen, deshacen mundos mientras los hombres hablan/ Los dioses, sin palabras / juegan juegos terribles.
A sus 56 años, Juan Manuel se considera un amante de la lectura y cuando la comparte tiene una frase que reza: “Por favor, no lo considere un acoso textual”.
“Siempre he creído que la lectura es el mejor medio para ser una mejor persona, y ser mejores ciudadanos, las letras enriquecen nuestro vocabulario y nos enriquecen nuestro acervo cultural”.
Recuerda que hace algún tiempo se subió un señor que también era un apasionado a la lectura.
“No tomó un libro, pero le dio mucho gusto el programa que tenemos, así que la charla, durante el viaje fue comentar libros que habíamos leído en común y otros que sólo él había visto”.
“Al final del viaje se bajó muy contento y me invitó a no dejar de promover la cultura, lo cual no pienso dejar de hacer a bordo de mi taxi”, concluye.
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