Sin dejar por completo la imagen de ingobernable que atrajo la atención de la empresa estadounidense, el esteta conocido también como Manny Andrade, mutó en Andrade Cien Almas para iniciar la etapa de consolidación en el emporio WWE.

“Por fin llegó el momento, vengo a marcar la diferencia, a ser lo de hoy, lo del momento, nadie me va a detener, como lo he dicho, esto es mi vida, mi pasión, mi energía , vengo a dar todo de mí”, comentó para la página oficial de WWE.

Un discurso muy parecido al que manejó en su momento en el Consejo Mundial de Lucha Libre, pero renovado en otros aspectos, se le nota más seguro, maduro y convencido de que su camino apenas inicia, anclado en la humildad de su origen que lo llevará lejos en la empresa más grande del mundo luchístico.

Andrade llegó a WWE en noviembre de 2015 y tras meses de preparación arriba y abajo del ring, finalmente se dio el esperado debut dentro del evento NXT Takeover: The End. 

El lagunero se presentó con tirantes y sombrero, una estética muy similar a la usada en su última etapa en México. Un acierto para encarar a Tye Dillinger, quien fue apoyado en la mayor parte del combate por los aficionados pero cargó con la derrota tras un castigo fulminante del gladiador azteca.

El futuro de Andrade no tiene otra cara más que positiva, de crecimiento y consolidación.

Se perfila para ser el estandarte latino en la promoción estadounidense, sin sacrificar mucho de su esencia es una apuesta clara de la WWE a mediano plazo, su juventud, porte y preparación, sus armas.

Ojalá que no sea el único mexicano en el futuro cercano de la WWE. Se habla sobre la posibilidad de que más luchadores de origen mexicano se incorporen próximamente a la empresa.

Sin duda que no hay un esteta profesional que se niegue ante una oportunidad laboral de ese tamaño, ojalá que suceda. Nombres como Rush y Volador Júnior reunen las características necesarias para atacar esa aventura, pero contrario a lo que pasa en su país, es algo que no pueden controlar. 

¡Buenas luchas!