Gasolina, bomba <i>molotov</i>

OPINIÓN 14/05/2014 05:00 Actualizada 05:00

La promoción de la reforma energética dejó en letra chiquita uno de los efectos de la apertura en el sector petrolero: las gasolinas y el diésel no van a bajar de precio, como es el caso del gas y la electricidad, sino por el contrario, llegará el día en que tengan precio libre, y al retirarse los subsidios, obvio, subirán al ritmo de las cotizaciones internacionales de los combustibles.

De esta forma, los gasolinazos, como han sido llamados los aumentos mensuales en centavos al precio de las gasolinas Magna y Premium, así como del diésel, estarán vigentes lo que resta del año, y de acuerdo con lo que se ponga en la ley, será como se retiren los subsidios, que suman fácilmente 280 mil millones de pesos año.

El senador Jorge Luis Lavalle (PAN) ha formalizado esa precisión que estará en los mecanismos de la apertura de la competencia económica en el mercado de petrolíferos.

La idea de competencia consiste en que haya gasolineras de diversos prestadores del servicio que hoy sólo tiene Pemex, y que con base en precio, calidad y atención al público se beneficie al consumidor. Así lo dice el panista Lavalle, así lo señala la teoría económica.

Quiere decir que puede haber un periodo de tiempo en que los ajustes a los precios de los combustibles, que eran de centavos, tengan un alza importante, que distribuya en quien compra gasolinas lo que hoy son los subsidios.

Sí hay un subsidio estratosférico, es cierto, es el que se destina a contener el precio de los petrolíferos, para los cuales rige una cotización internacional.

La oposición, que está en contra de los gasolinazos, ha dicho que las alzas mensuales ponen el precio por arriba del que pagan los consumidores del sur de Estados Unidos.

Ya se verá lo que pasa con ese mercado de las gasolinerías, que irá de la mano de las refinerías, y que deberán de cubrir una falta de producción, la cual se cubre con importaciones.

En el proceso de liberación de precios de las gasolinas, durante cinco años habrá “precios máximos”, dictados por la autoridad, y quien venda estos combustibles en competencia con otros vendedores podrá competir en el valor del litro, en la calidad y en el servicio.

Terminado ese lustro, en 2019, los gasolineros que competirán con Pemex por dar servicio al consumidor final, podrán importar de manera libre provisiones para sus clientes, con lo cual, la competencia será en calidad del petrolífero.

Algo que se deberá considerar es que, si la letra chiquita de la reforma no tiene renglones a letra más pequeña, estarán libres 280 mil millones de pesos que en la actualidad se destinan a subsidiar el precio.

Para el público, desde luego esta noticia de que no bajará el precio de la gasolina, sino que tendrá alzas, suena a bomba molotov, con repercusiones sociales, pero también en el movimiento inflacionario.

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