Qué cosas suceden con el apagón

OPINIÓN 14/03/2013 04:00 Actualizada 17:47

La reforma en telecomunicaciones se puede ver desde distintas perspectivas; desafortunadamente la mayoría de los análisis que leemos está enfocada al aspecto empresarial, se debate y nos hablan de los monopolios como si los ciudadanos comunes fuéramos acaudalados empresarios ansiosos de parte de ese pastel que tiene que ver con la telefonía, internet y las concesiones de radio y TV. Con la misma toxicidad con que la lucha por el poder político inunda a la opinión pública aún sin haber elecciones, la agenda mediática nos distrae de las verdaderas cruzadas que a todos nos debe importar y en la que todos podemos y estamos llamados a intervenir, como es la Cruzada contra el Hambre. Porque ninguna perspectiva macroeconómica puede satisfacernos mientras en la vida cotidiana existan comunidades donde los niños, las mujeres y etnias completas padecen las carencias de lo más elemental para vivir ya no digamos con dignidad, ni siquiera para subsistir.

Pero finalmente, y por ministerio de ley, el uso y aprovechamiento del espacio radioeléctrico, las redes de telecomunicaciones y la comunicación vía satélite deben ser regulados y corresponde al Estado su rectoría como asuntos de orden estratégico y de seguridad nacional, cuyas políticas repercuten también en la vida cotidiana de los mexicanos de a pie, no desde la perspectiva empresarial, sino en nuestro bolsillo como consumidores que tenemos derechos a precios justos y calidad tanto en el servicio como en los contenidos.

EL APAGÓN ANALÓGICO. Así se le denomina a la cancelación de las transmisiones analógicas de las televisoras; si tenemos una tele de esas que son de cinescopio, lo más seguro es que sus sintonizadores son analógicos, esto significa que en cada frecuencia sólo podemos ver un canal; en cambio las teles de plasma, LCD y LED pueden recibir múltiples señales en el mínimo de frecuencias; por eso con ellas podemos ver, por ejemplo, además del canal 13 emisiones digitales como el canal 13.1, 13.2, 30.1, etcétera, cuyas imágenes tienen mayor resolución, digamos son más nítidas y más amplias. Pero para esto también las televisoras deben contar con equipos capaces de transmitir con dichas características, de lo contrario tan sólo veremos imágenes estiradas para cubrir lo ancho de una pantalla de TV moderna. Las teles antiguas pueden recibir señales digitales por medio de un convertidor que adapte la señal digital al formato del cinescopio.

En el sexenio pasado se anunció el apagón analógico para todo México, supuestamente las televisoras ya estaban en posibilidad del cambio y en todo el país el gobierno federal iba a repartir decodificadores gratuitos para todos los que tienen televisores analógicos. ¿Se imaginan el negociazo que eso hubiera significado? Regalar cajitas (además en plenas campañas políticas) con cargo a nuestros impuestos para usar teles viejas que en el corto plazo serían reemplazadas hasta en el hogar más modesto, gracias a que los precios de una TV digital siguen a la baja —el año pasado una pantalla de 35 pulgadas costaba casi 10 mil pesos y hoy se compra casi a la mitad—. Apenas hace unos días la Cofetel anunció que el apagón analógico en Tijuana se pospone del 16 de abril al 28 de mayo pues “no se cuenta con evidencia documental que permita concluir que se ha alcanzado el nivel de penetración de la televisión digital terrestre (TDT) que se requiere.”

Y de la calidad de los contenidos ya mejor ni hablar, no hay a cuál irle, si vemos canales digitales de las empresas privadas tan sólo encontraremos retransmisiones de programas de canales “normales”; si tenemos suficiente estómago aguantaremos no más de cinco minutos algún programa del canal 21.1 del gobierno del DF que se llama Capital 21. Se salvan en algunos horarios los canales 30.1 y 30.2 administrados por OPMA y TVUNAM y el canal 34 de TVMexiquense, donde podemos ver documentales de la DeutcheTV, de TV Once y hasta los geniales payasos del Cirque du Soleil, en lugar de las payasadas de cada sábado y domingo en los canales comerciales. El apagón analógico trae muchos beneficios económicos a fabricantes, televisoras y a las empresas instaladoras y de mantenimiento de redes.

Que esto se convierta en algo positivo corresponderá a los nuevos órganos reguladores, que con la iniciativa de reforma presentada por el Consejo Rector del Pacto por México, habrán de crearse.

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