Una vez más

OPINIÓN 12/12/2013 05:00 Actualizada 05:00

Una vez más el Congreso de la Unión atrajo la agenda y los reflectores. Una vez más en el Senado de la República prevaleció el diálogo y debate, la prudencia y cordura, frente a la confrontación y polarización en que muchos quisieran vernos envueltos. Volvimos a ser testigo que en el parlamento mexicano todas las fuerzas políticas nos conducimos con responsabilidad y civilidad. Quizá en ocasiones nos apasionamos, pero tras momentos de reflexión regresamos al debate de las ideas para tomar una decisión que repercutirá a futuras generaciones. La reforma energética que aprobamos en el Senado y ahora se discute en la Cámara de Diputados, surge de consensos entre las propuestas que se presentaron. Esta reforma no es idea de uno o de unos cuantos, se construyó de la necesidad de un sector que se encuentra en agonía.

¿Por qué negarle la oportunidad a futuras generaciones? Hagamos que esta reforma sea la palanca de desarrollo para detonar el crecimiento económico y el potencial que tenemos como país. Hagamos que México vuelva a ser el referente energético a nivel mundial. ¿Por qué no imaginar un país en donde generemos la mayoría de nuestra energía del sol? He escuchado innumerables críticas de la reforma aprobada en el Senado de la República. Pero me gustaría centrarme en una de ellas, la progresividad de la reforma. Colombia llevó a cabo la desregulación de su sector y creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos en 2003. Le llevaría cuatro años para incrementar el número de contratos, internacionalizar Ecopetrol y revertir la tendencia decreciente de la producción, traduciéndose en mayor crecimiento del PIB, mayor inversión directa y menos tasa de desempleo.

En menos de un año hemos hecho cambios trascendentales. Logramos llevar a cabo reformas al sistema educativo, de telecomunicaciones y competencia económica, hacendario, financiero, laboral, de transparencia y rendición de cuentas, así como un Código Penal Único. Por supuesto que hay cuestiones por resolver; millones de mexicanos en situación de pobreza, zonas del país aún invadidas por la delincuencia, deficiencias en el sistema penal, rezago en materia de telecomunicaciones, por mencionar algunas.

Al momento que escribo mi colaboración de El Gráfico, la Cámara de Diputados inició la discusión de la reforma energética. Espero que la cordura esté presente en todo momento, ya que la situación de nuestra industria energética, que ha sido materia de diversos análisis, no puede ni debe continuar así. Necesitamos una reforma profunda, que nos permita articular una política para darle seguridad energética al país, diversificar nuestras fuentes, ahorrar energía, dar valor agregado a nuestros productos, generar empleo y hacer de Pemex una empresa pública más eficiente, eficaz y competitiva.

La estimación tanto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como de la Secretaría de Energía señala que habrá un impacto positivo en la economía, con crecimiento paulatino en el PIB hasta llegar, en el 2025, a 5.1% de crecimiento constante. La modernización del marco legal que regula el sector energético necesariamente debía ser modificado. El secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, señaló en declaraciones recientes que “la globalización beneficia a millones, pero existe la sensación de que algo va mal en este proceso”.

Con la reforma energética surgirá con mayor fuerza la necesidad de articular una política industrial para canalizar desde una visión competitiva, los empleos directos e indirectos que serán generados y serán muchos. Debe mencionarse que Petrobras tuvo necesidad de desarrollar la tecnología, empleos especializados, profesionalización, ciencia y tecnología necesarias para adentrarse paulatinamente en aguas cada vez más profundas, porque a diferencia de México no encontró yacimientos de hidrocarburos en aguas someras.

Una vez más en el Congreso de la Unión logramos anteponer los intereses de unos cuantos por el beneficio de toda una generación. Una vez más tenemos la oportunidad de marcar un antes y un después. Una vez más la política fue el medio para transformar a México.

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