Demencia, una enfermedad cada vez más frecuente que se puede evitar
Una de las metas en salud que vale la pena proponerse es envejecer de la manera más saludable posible, nadie sabe cuánto más va a vivir, pero de llegar a la vejez un ideal es disfrutarla con salud física y mental.
Antes que nada, el envejecimiento es un logro; gracias a los avances en salud, cada vez más personas viven más años y con mejor calidad de vida al llevar una dieta adecuada, ejercicio, evitar las adicciones y mejorar el control de las enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión. Tener una vida activa, con ejercicio, pasatiempos, intereses y convivencia, son factores que retrasan o previenen la aparición de enfermedades como la demencia.
La demencia es un conjunto de síntomas que aparece generalmente después de los 60 años y aumenta su frecuencia con la edad, sin embargo no es parte del proceso de envejecimiento normal, tiene causas diversas y su forma de presentación también es múltiple. El tipo más común es la enfermedad de Alzheimer que representa entre un 60% y 70% de los casos. Otras formas frecuentes son la demencia vascular causada por pequeños accidentes cerebrovasculares y la demencia de los cuerpos de Lewi.
Algunas causas se pueden detener o contrarrestar si se detectan a tiempo, como la lesión cerebral, tumores del cerebro, consumo excesivo de alcohol, cambios en los niveles de azúcar, calcio y sodio en la sangre, niveles bajos de vitamina B12 o el uso de ciertos medicamentos, entre ellos cimetidina y algunos para bajar el colesterol.
La demencia se clasifica en tres etapas:
Inicial o temprana, afecta las actividades diarias, pero no afecta la independencia. Los síntomas pueden pasar desapercibidos, hay una mayor dificultad para aprender o realizar tareas que exigen pensar un poco pero que antes eran fáciles, comienzan a olvidarse las rutas para llegar a casa o tener dificultades para hablar y encontrar las palabras adecuadas, extravían sus cosas, hay cambios de personalidad o se pierde el interés en lo que antes gustaba.
Intermedia o moderada: Se afecta la capacidad para vivir de manera independiente, tener dificultades para hacer tareas básicas como preparar las comidas o vestirse; puede haber cambios en los patrones de sueño, perder la noción de quién es, tener agitación, comportamiento violento y hablar con frases confusas.
Severa o grave. Hay una dependencia total del enfermo, ya no puede llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria, como comer, vestirse o bañarse, entender el lenguaje o reconocer a sus familiares.
Cuando se sospecha que un familiar puede tener demencia es importante llevarlo al médico para hacer el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
En México, la frecuencia de demencia en personas de 60 y más años va de 3.5% a 4.7%; puesto que es crónica, progresiva y aún no hay una cura, la mejor y única alternativa es la prevención. Lo que sabemos ahora es que una dieta saludable rica en verduras, frutas y legumbres; una vida activa con ejercicio regular, así como estar libre de adicciones (no fumar, no beber alcohol en exceso y no consumir otras drogas), tienen un efecto protector contra la demencia y mejoran nuestra salud mental.
Los mejores beneficios se logran a lo largo de toda la vida, pero nunca es tarde para cambiar a una vida más sana.
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