Petróleo, reforma, oposición

OPINIÓN 12/08/2013 05:00 Actualizada 05:00

Si no hay otro cambio de planes, lo que ya se ve muy poco probable, Enrique Peña Nieto dará a conocer hoy, a las 11:00 horas, en Los Pinos, su iniciativa de reforma energética.

Lo poco que se conoce de su contenido es que propondrá cambios constitucionales, impulsará asociaciones público-privadas, así como contratos de riesgo en la exploración y explotación del petróleo; y modernizará a Petróleos Mexicanos.

Nada más se sabe por lo que son muchas las dudas y especulaciones respecto a la profundidad de esta nueva apertura de la industria petrolera al capital privado: ¿cuál será, por ejemplo, la contraprestación que el Estado dará a los inversionistas? ¿acaso una parte de la renta petrolera nacional?

Habrá que conocer las líneas generales y los detalles de la reforma energética de Peña Nieto, para poder definir carácter y alcances que, sin duda, repercutirán en nuestro proyecto de nación a largo plazo.

Por lo pronto, puede decirse que, en términos estratégicos, Peña Nieto y el PRI llegan a este debate en una posición de desventaja, pues el PAN los madrugó con la iniciativa de apertura total al capital privado (que es el cambio de fondo respecto a lo que dice la Constitución). Mientras Morena y Andrés Manuel López Obrador marcaron el contrapunto, la coordenada del otro extremo en línea con la actual norma constitucional, al convocar para el 8 de septiembre a una protesta nacional contra la privatización del petróleo.

Además, que Peña Nieto haya pospuesto la semana pasada la presentación de la iniciativa dio lugar a todo tipo de interpretaciones de debilidad: desde que fue por la falta de acuerdo al interior del PRI en cuanto a la profundidad de la apertura, hasta que fue la falta de acuerdo con el PAN y PRD respecto a la “factura” que el tricolor tendrá que pagarles por avalar su aprobación.

Probablemente, lo que contenga la propuesta de Peña Nieto estará en medio de posiciones extremas, si no es que de plano estará en línea con la iniciativa panista, pues es impensable que el Presidente se incline hacia el extremo de AMLO y Morena, que es contrario a lo que considera el “cambio profundo” que se propone. Y tan empiezan en desventaja el Presidente y el PRI este debate estratégico, que el líder del blanquiazul, Gustavo Madero se dio el lujo de fanfarronear que el tricolor tendrá que “comerse sus propias palabras”, y reconocer que se equivocó al nacionalizar el petróleo y que el PAN (nacido contra el cardenismo y su política popular), tuvo entonces y tiene hoy la razón histórica (¡vaya ignorancia de la historia!).

Peña Nieto sabe que con el PRI, el PAN y sus pequeños aliados dispone de los votos necesarios del Congreso para aprobar la reforma constitucional en la materia. Quién sabe, sin embargo, cuáles sean sus cálculos respecto al rechazo popular de la propuesta o el tamaño de movilización que sea capaz de armar Morena y otros sectores de la izquierda sin el PRD-Chucho, que en el marco del Pacto por México acaso planteará un rechazo testimonial.

Sabe también el Presidente, al igual que políticos y legisladores, que la aprobación sin convencer a la gente será vista como una imposición autoritaria que eventualmente le significará un costo político electoral, pero sabe también que los capitales beneficiarios de la reforma estarán agradecidos con recursos infinitos en apoyo a su proyecto político.

Por otro lado, resulta preocupante que la oposición política formal se haya venido desdibujando durante los últimos meses. Este fin de semana, PAN y PRD dieron muestras más profundas de sus divisiones internas. En una caótica asamblea nacional, el PAN aprobó la modificación de sus estatutos. Ganó este round el líder nacional Gustavo Madero y la elección de la dirigencia se hará ahora con el voto directo de la militancia. La reelección de Madero peligraba seriamente si el proceso continuaba haciéndose con el sufragio de delegados a la asamblea. Esta fue la más reciente expresión de la confrontación con el calderonismo que, en el fondo, cuestiona los términos de la participación del blanquiazul en el Pacto por México.

Oposición similar hay en el PRD, partido que en su Consejo Político Nacional sometió a votación su permanencia en ese mecanismo de concertación política. Ganó la moción de continuar, impulsada por la Nueva Izquierda de Los Chuchos pese a la fuerte oposición de Izquierda Democrática Nacional de René Bejarano. Lo que ambos casos dejan ver es a una oposición sin rumbo y a un partido en el poder que saca toda la raja posible de la vieja divisa de divide y vencerás. ([email protected]) (Twitter: @Raul RodríguezC).

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