Peña y Salinas: ¿la ruptura?

OPINIÓN 12/02/2014 05:00 Actualizada 05:00

Durante los últimos días ocurrieron cosas que sugieren una guerra interna en el gabinete presidencial y que también podrían ser expresión de una ruptura entre el presidente Enrique Peña Nieto y el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. En esto que algunos académicos denominan “la tesis de la ruptura”, no se pierda de vista la innegable existencia de dos bloques dentro del gabinete: el del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Entre ellos no se vislumbra, por lo pronto, una confrontación de ideas, una diferencia sustancial respecto a su proyecto de país. La lucha más bien tiene que ver con la sucesión presidencial y se agudizará a partir de las elecciones federales intermedias de 2015. Ya se ve, sin embargo, una ruda confrontación al interior del grupo gobernante: la del procurador Jesús Murillo Karam y el comisionado federal en Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes.

La rivalidad empezó desde que Castillo (mexiquense del grupo cercano al Presidente y a Videgaray), fue impuesto desde Los Pinos como subprocurador a Murillo Karam (hidalguense del grupo de Osorio), incómoda cuña para el procurador. La tensión cedió cuando Castillo fue mandado a la Profeco, pero volvió con más virulencia desde que fue designado comisionado federal en Michoacán.

Ya en ese encargo, Castillo recibió el sábado pasado un severo golpe. El periódico Reforma recuperó de un video y presentó la imagen en la que se ve a Castillo, durante la reunión que sostuvo el 5 de febrero con las autodefensas, conversando con Juan José Farías, alias El Abuelo, un hombre al que el procurador Murillo identificó como lugarteniente del cártel de Los Valencia; que según la SEIDO habría tenido vínculos con el chino Zhenli Ye Gon y con Nemesio Oseguera, alias El Mencho, y que fue detenido por el Ejército el 6 de marzo de 2009.

La filtración habría tenido el objetivo de sembrar la idea de que el comisionado federal en Michoacán negocia con delincuentes o bien, que no está enterado ni siquiera de con quién se reúne, ambas cosas muy reprobables y que por extensión alcanzan a Peña Nieto. ¿Quién filtró? La referida confrontación hace pensar en Murillo Karam sin que de ello haya una evidencia objetiva.

Los rumorólogos aseguran que cuando Alfredo Castillo concluya su tarea en Michoacán, será nombrado procurador por Peña Nieto. Reemplazaría a Murillo Karam, un hombre también cercano al ex presidente Salinas, que con su apoyo llegó en 1993 a la gubernatura de Hidalgo.

Y aquí se desgrana con más claridad la “tesis de la ruptura”. En los pasillos del poder se dice que, además de Murillo sería sustituida en la Sedesol, Rosario Robles, una mujer ligada también al grupo de Salinas. Pero ya en el terreno de los hechos consumados, el martes 4 de febrero renunció a la Dirección General de la CFE, Francisco Rojas Gutiérrez, un cercanísimo al ex presidente (su emergente para sustituir en la candidatura presidencial al asesinado Colosio hasta que se les atravesó Ernesto Zedillo). Rojas dejó la CFE sin mayor explicación, justo en el momento en que se negocian las leyes reglamentarias del sector tras la reforma energética, en la que el viejo amigo de Salinas era pieza clave, tanto como el ingeniero Carlos Morales Gil, quien fuera desde hace nueve años el director de Pemex Exploración y Producción, la subsidiaria más importante de la paraestatal, quien dimitió el viernes 7 de febrero. En ambas renuncias hay razones de fondo que no se han explicado.

Y en medio de todo esto, ese mismo 7 de febrero, Esteban Moctezuma Barragán reveló en su colaboración semanal de EL UNIVERSAL las traiciones de su jefe Zedillo: una, cuando lo mandó a Chiapas a negociar con Marcos —como secretario de Gobernación que era—, al mismo tiempo que ordenaba al Ejército ir tras el jefe guerrillero; y la otra, cuando lo mandó a desayunar con Carlos Salinas horas antes de que su hermano Raúl fuera detenido.

Comentarios éstos que golpean a Zedillo y que son de gran valor político para Salinas, quien el fin de semana reapareció en una entrevista con EL UNIVERSAL, en la que asegura que su gobierno quiso ser derrocado (la irrupción del EZLN y los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu) por quienes se oponían a sus reformas transformadoras.

¿Habrá en ello algún mensaje velado para el Presidente? Lo único cierto, hasta ahora, es que todo esto ocurre en medio del creciente rumor de la ruptura entre Salinas y Peña Nieto. ¿Será acaso la reedición de aquella regla del presidencialismo priísta de romper para equilibrar?

([email protected]); (Twitter: @Raul RodríguezC)

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