Treinta mil millones bajo el colchón

OPINIÓN 11/12/2015 04:00 Actualizada 04:00

El Gobierno de Miguel Ángel Mancera tendrá ingresos por más de 210 mil millones de pesos en 2016. Sin embargo, en el proyecto de presupuesto del año que entra para el Distrito Federal sólo contempla gastar 177 mil millones, ¿por qué el gobierno de la ciudad no incorpora todos sus ingresos a la planeación del gasto?, ¿por qué deja más de 30 mil millones de pesos en una partida secreta?

No es un dato menor, resulta que el Gobierno del DF no está incorporando dinero que deberían utilizarse en un presupuesto en beneficio de la ciudadanía y que, con este esquema de opacidad sobre el uso de los recursos, nadie sabe dónde irá a parar esta suma millonaria ni en qué se va a gastar.

Durante la administración de Mancera se ha reducido el gasto destinado al beneficio de la ciudadanía y se han incrementado los privilegios de la cúpula del gobierno. Más aún, reduce el presupuesto cuando en realidad obtiene ingresos mayores a los que pretende usar. Esto es grave porque permite que el dinero que no se pone en el presupuesto se use a capricho del gobierno cuando se trata de transparentar el gasto y destinarlo a donde más se requiere.

El Gobierno del Distrito Federal tiene el dinero para ejercer un mayor presupuesto, sus propios datos señalan que ha obtenido mayores ingresos que gastos. No hay motivos para que no se programen los 30 mil millones que se tienen guardados en el colchón. Es mejor que esa cantidad se utilice en el presupuesto y se le ponga destino para beneficiar a la población de la Ciudad de México.

Esto es completa y técnicamente posible. Si esos 30 mil millones de pesos se integran formalmente al presupuesto, entonces alcanzaría para otorgarle pensión a los 80 mil adultos mayores que están en lista de espera; para apoyar a los comedores públicos; para incrementar los recursos destinados a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y al Instituto de Educación Media Superior; para dotar de mayores recursos al transporte, en especial al servicio de RTP y de Trolebús, así como para incrementar el presupuesto de todas las delegaciones políticas de la capital.

En este punto llama la atención que existiendo recursos para mejorar el presupuesto de las delegaciones, el Gobierno del DF simplemente se rehúse a hacerlo. El GDF les destina un presupuesto muy bajo, de sólo 17.4%, cuando es posible que las 16 delegaciones puedan recibir el 20% del total del presupuesto de la entidad, como sucede en los estados que destinan a los municipios un porcentaje mayor.

No hay razón para castigar a los gobiernos delegacionales que son los encargados de gestionar la mayoría de los problemas de la gente. De no incrementarse su presupuesto, las delegaciones corren el riesgo de colapsar, por lo que urge que el Gobierno del DF y la Asamblea Legislativa del DF tengan sensatez y diseñen un presupuesto justo para la ciudad.

No se puede pensar en una ciudad así, con gobiernos delegacionales castigados presupuestalmente y un gobierno central que esconde los recursos para usarlos arbitrariamente. Esos 30 mil millones que el GDF esconde, deben ser presupuestados y destinados a temas de beneficio para la sociedad, principalmente porque ante las demandas de la ciudadanía la respuesta recurrente es que no hay dinero, pero sí lo hay. El único motivo por el cual no se quiere presupuestar esos 30 mil millones es porque no quieren que sean fiscalizados, controlados ni sujetos a determinadas reglas del gasto público.

Estos recursos deberían incorporarse formalmente al presupuesto, de forma transparente, no por la puerta de atrás, para fortalecer los derechos de la gente. Resolver rezagos como los que se han generado en la entrega de la pensión de adultos mayores, en el parque vehicular del transporte público o en el dinero destinado a la UACM, y otros puntos señalados y propuestos para su solución por Morena, cuesta alrededor de 15 mil millones. Es decir, todavía quedaría dinero para resolver otras demandas ciudadanas. Hay que hacerlo.

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