Verde no te quiero Verde

OPINIÓN 11/03/2015 05:00 Actualizada 05:00

El Partido Verde Ecologista de México es la cara más impresentable y putrefacta del sistema político-partidista del país. Sus dueños, porque ahí no caben liderazgos políticos ni organización territorial, son unos sinvergüenzas venidos del multimillonario negocio de los medicamentos genéricos y similares, que igual se alían con Dios o el Diablo, para conservar esta franquicia política dominada por la familia González Torres y operada por juniors de la política.

El Verde, sin embargo, jugará otra vez en junio próximo, el papel de pieza de acompañamiento del PRI y si nos atenemos a las primeras encuestas de intención del voto, su 8% de preferencias, sumado al 31% del tricolor, será imprescindible para que el partido en el gobierno conserve la representación que obtuvo en 2012 (40.1%), 2009 (39.1%) y 1997 (39.1%), año este último en que el Revolucionario Institucional perdió la mayoría absoluta en el Congreso. Podría darse el caso, no obstante, que ganara más votos y le diera al PRI el aliado que le permita recuperar esa mayoría.

El Verde nada tiene de ambientalista. Es más, sus homólogos europeos lo desconocieron desde el 10 de febrero de 2009 por su campaña a favor de la pena de muerte. Y peor aún: el Verde no tiene ideología ni invierte en organización de militantes. Vamos, no es un partido, es un instrumento para promover negocios familiares, que combina alianzas y propaganda, sea esta legal o ilegal. Sabe que los fraudes ya no se hacen rellenando urnas con votos falsos, sino mediante campañas ilegales y el rompimiento de la equidad.

El Verde empezó por comprar una marca. Jorge González Torres (de la familia propietaria de farmacias que domina el mercado de los genéricos y similares), lo fundó en 1986 con el nombre de Partido Verde Mexicano. Participó en las elecciones presidenciales de 1988 como parte de Frente Democrático Nacional en lo que fue su primera alianza, esa vez con fuerzas de izquierda. Pero en 1991 no obtuvo los votos necesarios para mantener el registro. Tuvo entonces que renovar el procedimiento ante las autoridades electorales y consiguió uno nuevo, provisional, como Partido Verde Ecologista de México.

En 1994 postuló como candidato a la Presidencia a su dirigente Jorge González Torres quien logra para el partido los votos necesarios para conservar el registro. Y en las intermedias de 1997, mejora sus posiciones en la Cámara de Diputados. Jorge Emilio González Martínez, hijo de González Torres se alza con la coordinación parlamentaria de San Lázaro y se suma al frente opositor (PAN y PRD) que desplaza al PRI del control de la mayoría.

En esa lógica interesada, se sumó al PAN en la Alianza por el Cambio, para ganar con Vicente Fox las elecciones presidenciales de 2000. Un año después, González Torres heredó la dirigencia del partido a su hijo, “el Niño Verde” y se deslindó del gobierno de Fox por considerar que no cumplía con los acuerdos tomados en materia ambiental.

Para las federales intermedias de 2003, el “Niño Verde” se alió con el PRI en cien de 300 distritos de mayoría relativa y obtuvo 17 asientos en la Cámara de Diputados. En seguimiento de esa alianza apoyó en 2006 la candidatura presidencial priísta de Roberto Madrazo, no obstante que había promovido antes la del diputado Bernardo de la Garza a quien obligó a declinar.

En las federales intermedias de 2009, empezó a utilizar a artistas de la televisión para promover la pena de muerte a secuestradores así como la entrega de medicinas gratuitas a quienes no les cumpliera la seguridad social. Que mejor que a través de sus farmacias.

A partir de ahí, el Verde cayó en la cuenta de que en un mundo político altamente mediatizado, hay que estar en los medios para existir. Pero decidió que, mejor que hacer looby con los intereses televisivos, era tener en la Cámara, con su marca, a los representantes de las televisoras. Se convirtió entonces en la plataforma de lanzamiento de la famosa “telebancada” que llegó a San Lázaro en las presidenciales de 2012, apoyando la candidatura priísta de Enrique Peña Nieto.

De esa manera, el Verde ha tenido el apoyo en especie de sus campañas publicitarias (legales e ilegales) que hoy lo mantienen en el ojo del huracán y que dieron lugar a la multa de 67 millones de pesos que le impuso el INE por no retirar spots de campaña adelantados, en los que engaña al decir que gracias a ellos se impuso la cadena perpetua a secuestradores (pena que no existe en México pero que equiparan con los 140 años que pueden alcanzar algunos delincuentes) y el manipulado intento de pasar por ambientalistas porque promovieron prohibir el uso de animales en el circo.

raulrodriguezcortes.com.mx    
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