Bienvenido Bergoglio

OPINIÓN 11/02/2016 04:00 Actualizada 04:00

Lectores y lectoras, dispensarán el laico saludo al jefe del Estado Vaticano y Papa del mundo católico, pero el tema del laicismo se ha puesto quisquilloso en estos días. Pocas líneas tan delgadas como aquella que delimita la frontera entre la Iglesia y el Estado. Hace unos días, una misiva supuestamente enviada por el cardenal Norberto Rivera a su superior Francisco hace la referencia: "Nuestro gobierno tiene una muy larga tradición liberal e insiste mucho en la separación de Iglesia y Estado". El mensaje íntegro está lleno de códigos más políticos que litúrgicos, que por momentos nos hacen pensar en la clase política del siglo pasado que en el fondo, abusaba de las formas. Y es que, usted lo verá, el Papa viene como misionero de paz con el pueblo, pero no con el gobierno; se perfila un encuentro con los padres de los 43, por ejemplo.

La rivalidad, esa sí no es supuesta, entre Jorge Bergoglio y Norberto Rivera puede tener muchos enfoques, pero uno es el acercamiento que ha tenido el Papa con la Teología de la Liberación desde 2014, corriente dentro de la Iglesia católica que fue prácticamente erradicada de México por Rivera desde sus tiempo de obispo de Tehuacán, Puebla, cuando cerró en 1990 el Seminario Regional del Sureste, fundado en 1969 por Samuel García, obispo de San Cristobal de las Casas, Chiapas, y por otros obispos de la región, el Seresure constituía el semillero más importante de la Teología de la Liberación. Juan Ignacio Zavala publica en su columna Autonomía Relativa (Milenio diario, 9 de febrero 2016): "La casa de Pedro lleva mas de 2 mil (años grillando), (...) la Iglesia puede callar algo en el corto plazo porque sabe que en 80, 90 años lo va a cobrar". El nerviosismo que denota el clero mexicano en la supuesta carta es una señal de que el Papa viene a ajustar muchas añejas tuercas en calidad de jefe de Estado o máximo jerarca católico, da igual.

Periscopio. Circula desde hace unos días en columnas políticas el destape del senador David Penchyna a la Dirección General del Infonavit, que dejó vacante Alejandro Murat hace un par de meses. Suena a disparate porque el martes en el pleno del Senado hubo desbandada de legisladores para irse a contender a distintas gubernaturas. Penchyna se mantenía en su cargo de representación y Eviel Pérez Magaña seguía de licencia, es decir, todo en orden. Pero también suena a sutil presión del propio grupo político del interesado.

Dejar un escaño en el Senado por el Infonavit puede parecer un descenso en la escala de poder para algunos o un premio de consolación al no lograr la candidatura al gobierno de Hidalgo, a pesar del férreo apoyo de Penchyna a las reformas estructurales. Pero desde otro ángulo resulta más atractivo administrar el presupuesto del instituto, que los tiempos de intervención en la tribuna del pleno.

En el radar. La decisión del nombramiento del director del Infonavit es exclusiva del Presidente. Y Peña trae las formas del PRI en el ADN, donde la lógica es esperar a que Murat rinda protesta como candidato al gobierno de Oaxaca, porque en caso de que no se logre consenso al interior del PRI oaxaqueño, el llamado ‘cachorro' pueda volver al gabinete federal. En los procesos electorales estatales de este año todo puede pasar, ahí tiene usted el caso de Quintana Roo, donde de la noche a la mañana uno de los hermanos Joaquín se volvió perredista y comenzó a quejarse de los estragos de la pobreza causados por el PRI de Borge, no crea usted que el nacional, no señor.

Bitácora de lo absurdo. La cohetiza del pasado martes con motivo de la inauguración de la Torre Bancomer en Reforma (¿se le conocerá ahora como la Torre más mayor?) asustó a vecinos de las colonias aledañas que no fueron avisados del festejo contaminador por las autoridades del gobierno del Distrito Federal. El evento tuvo corte VIP por lo que se perdió una gran oportunidad para convocar a una fiesta popular, dado que la torre sin duda se convertirá en uno de los símbolos de la renacida Ciudad de México.

@LeoAgusto

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