Aprender a medir para crecer

OPINIÓN 11/02/2014 05:00 Actualizada 05:00

Frases como "información es poder" y "hay tres tipos de mentiras: piadosas, descaradas y estadísticas" se han vuelto creencias más que comunes. Si bien, nadie pone en duda la contundencia de tales aseveraciones, lo cierto es que poco se sabe sobre cómo allegarse la mejor y más fidedigna información a la hora de medir, calcular y predecir si estamos haciendo las cosas de la mejor manera posible; o qué deberíamos corregir y qué reforzar; hacia dónde estamos avanzando, si nos hemos quedado estancados o, peor aún, si vamos en franco retroceso.

El propósito de toda medición responde a la necesidad de obtener un conocimiento ordenado y útil que nos permita saber a qué tipo de oportunidades, fortalezas y debilidades nos enfrentamos para conseguir lo que queremos o necesitamos para vivir mejor, para superarnos o simplemente para optimizar nuestros recursos.

A esta condición, ya de por sí difícil, de conocer en qué terreno estamos parados se añade otro conflicto: si bien medir lo cuantificable (o cuantitativo) tiene sus propios bretes, entramos en una dimensión dura de trascender cuando tratamos de calcular, tantear, sopesar o catar lo cualitativo o, como dicen algunos expertos, lo intangible. Lo "cuanti" frente a lo "cuali", dirían los estudiantes.

Familiarizarnos con las herramientas, los métodos y los tecnicismos que nos permitan mejorar la búsqueda, acopio e interpretación de nuestras mediciones y podamos tomar mejores decisiones ha sido el propósito fundamental de los dos talleres de Indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), que ha impulsado el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC (FCCyT), en 2010 y en este año.

Durante la versión 2013 de este taller, los días 30 y 31 de enero pasado, más de un orador recurrió al viejo chiste de un hombre que buscaba afanosamente la llave de su casa justo debajo de un farol. Algunas personas se ofrecieron a ayudarlo a hallar el objeto perdido y, cuando agotaban ya la paciencia, le preguntaron al atribulado personaje si estaba seguro de que por ahí había perdido la llave, y éste contestó que no; que la había perdido casi a la entrada de su casa. Sorprendidos, los buenos samaritanos le preguntaron qué caso tenía buscar la llave debajo del farol, a lo que el hombre contestó: "es que aquí hay más luz". La información que se generó en ambos talleres se encuentra disponible en el portal: www.foroconsultivo.org.mx

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