Entre provocadores y un pueblo harto

OPINIÓN 10/11/2014 05:00 Actualizada 05:00

El hecho fue que un grupo de encapuchados burló las vallas que normalmente se usan para controlar multitudes en los accesos al Palacio Nacional, y las utilizó como ariete para intentar derriba la puerta principal, a la que finalmente prendió fuego el sábado en la noche. Una marcha de organizaciones civiles, realizada en apoyo a los normalistas de Ayoztinapa y convocada a través de redes sociales, acababa de completar, sin siquiera romper un vidrio, su recorrido desde la PGR, en Paseo de la Reforma, hasta el Zócalo de la ciudad de México. Ese carácter tranquilo contrastaba con la nueva agresión al palacio de gobierno de Guerrero que horas antes había perpetrado en Chilpancingo otro grupo de embozados.

Cualquier agresión o ataque al Palacio Nacional tiene un fuerte contenido simbólico, lo que, a no dudarlo, lo sabían perfectamente quienes lo llevaron a cabo.

¿Quiénes fueron? Se informó que la Policía Federal detuvo y puso a disposición del Ministerio Público federal a 18 jóvenes a quienes simplemente señala como anarquistas. Ciertamente esos grupos existen, los hemos visto actuar, igual el 1 de diciembre de 2012, en la toma de posesión de Peña Nieto o en las movilizaciones de la CNTE en el DF durante 2013.

La pregunta es si actúan de motu proprio porque, en no pocas ocasiones, han sido usados para provocar violencia, aunque en otras, por lo sabido, han actuado así convencidos de que no queda de otra.

Planteado el panorama, se pueden establecer tres escenarios respecto a la responsabilidad de los hechos de la noche del sábado en el Palacio Nacional:

1. Fue un grupo, pequeño por cierto, que actuó para provocar violencia, convencido de que ese es el camino para enfrentar lo que considera la violencia del Estado.

2. El grupo de encapuchas actuó para provocar violencia por instrucciones de otros. En este escenario, esos otros podrían ser opositores radicales ilegales como la guerrilla (EPR o ERPI) o legales (organizaciones políticas y sociales de izquierda), con la intención de agravar la crisis desatada por las desapariciones de Iguala y desestabilizar al régimen o bien, el propio gobierno, con la intención de justificar la intervención de la fuerza pública ante la ya extendida y violenta protesta social.

3. El movimiento a favor de Ayotzinapa en su tránsito de lo pacífico a lo violento, como expresión del hartazgo y el desencanto provocado por el anuncio del procurador Murillo Karam en el sentido de que, por la declaración de tres presuntos delincuentes, lo más probables es que los 43 jóvenes desaparecidos hayan sido asesinados, arrojados a un basurero, calcinados y prácticamente desintegrados.

La explicación de Murillo Karam, por lo demás, parece demasiado elaborada y sigue sustentada en dichos. Si eso se vale de este lado, tendría que valerse del lado de los guerrilleros del EPR que, en su interpretación de los hechos, responsabilizan al Ejército de la desaparición de los normalistas como parte de su estrategia contrainsurgente. Son dichos por sustentar, como tendrá que hacerlo el procurador si quiere dar credibilidad a los resultados de esta investigación criminal.

Instantáneas

1. #YA ME CANSÉ. Más desafortunado que haber sustentado en un declaración grabada a tres criminales, que todo indica que los 43 jóvenes de Ayotzinapa fueron asesinados, arrojados a un basurero y sus restos incinerados y prácticamente desintegrados, fue el comentario de “ya me cansé” que hizo el procurador Jesús Murillo Karam cuando los periodistas le pedían que aceptara más preguntas tras la conferencia de prensa que ofreció la tarde del viernes pasado. La frase podría convertirse en la tumba política del procurador y, si no, el único y lamentable recuerdo de su actuación en la vida pública. Prueba del aserto es que, apenas pronunciada la desafortunada frase, la red social Twitter la convirtió en el trending topic del día no sólo en México, sino en el mundo. Mediante el hashtag #yamecanse, Murillo Karam ha recibido la que acaso sea la peor de las tundas políticas y sociales de su ya larga carrera.

2. EN EL VUELO. Camino a China, de escala en Anchorage, Alaska, el presidente Peña Nieto dijo que el caso Ayotzinapa es una llamado a la unidad, no a la violencia, y que es inaceptable justificarla utilizando esta tragedia. Camino a China, el Presidente justificó su participación en las reuniones de la APEC y el G20, y su visita de Estado en Beijing.

3. ALTA. Pasadas las tres de la tarde de ayer y, por su propio pie, el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera salió del hospital después de estar internado diez días por una complicación en el corazón. Su recuperación fue sorprendente.

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