El impuesto a bebidas con azúcar

OPINIÓN 10/09/2013 05:00 Actualizada 05:00

En México, alrededor de 40 millones de personas tienen sobrepeso u obesidad; por si fuera poco, en la niñez, las cifras son más que alarmantes, uno de cada tres niños/as tiene sobrepeso u obesidad, prácticamente una condena a desarrollar enfermedades crónico degenerativas desde muy joven y disminuir hasta en 10 años la esperanza de vida.

Además de tener el segundo lugar de obesidad entre los países de la OCDE, México es también el país con más diabetes mellitus y casualmente el mayor consumidor de refrescos, con 163 litros al año en promedio por
persona.

Las complicaciones de la obesidad como la diabetes mellitus y las enfermedades cardiovasculares son causantes de una alta demanda de servicios de atención, discapacidad y mortalidad que afectan más a la población más pobre.

Reflexionemos en la siguiente situación: cada vez que un adulto con diabetes tiene enfermedad vascular cerebral que cause secuelas con parálisis del cuerpo, padezca insuficiencia renal o sufra una amputación, queda imposibilitado para trabajar, va a necesitar que uno o más de sus familiares dediquen la mayor parte del tiempo a su cuidado; aumenta los gastos en salud aun cuando tenga seguridad social; y afecta su calidad de vida y la de su familia.

Cuando esta situación se repite en la mayoría de los hogares mexicanos, se afecta el desarrollo económico y social de toda la población y de manera particular la capacidad de los servicios de salud para atender a toda la población.

Por eso, sin duda, es una buena noticia que la reforma hacendaria proponga un impuesto de un peso por cada litro de bebida azucarada.

¿Por qué es positivo un impuesto a las bebidas azucaradas?

Lo que muchas veces no puede la razón, lo hace la economía, porque como dice el refrán:

Al pagar dinero, pesar y duelo. Es de conocimiento general que el consumo frecuente de refresco es nocivo para la salud por varios motivos:

· Sólo aportan calorías y no brindan al organismo vitaminas, minerales o fibra.

· Este tipo de calorías hace que el azúcar en la sangre aumente rápidamente favoreciendo que el organismo lo convierta en grasa.

· Una dieta alta en azúcar provoca aumento del apetito y el deseo de más azúcar.

· Los líquidos no producen saciedad igual que los alimentos sólidos, por lo tanto las personas pueden ingerir grandes cantidades y no sentirse llenas.

· En promedio, las bebidas representan 21% del total de energía que consumen adolescentes y adultos mexicanos.

· Además del exceso de calorías, el consumo de algunos tipos de refrescos se asocia a problemas dentales, osteoporosis, alteraciones metabólicas y cálculos renales, entre otros.

En redes sociales algunas personas opinan que la medida no tendrá ningún beneficio; sin embargo, es una propuesta innovadora que reconoce que el bajo precio de los productos sumada a una publicidad exitosa facilita el consumo excesivo de productos que hacen daño a la salud. La idea es que duela en el bolsillo gastar en bebidas azucaradas y se haga un mejor uso del dinero consumiendo leche o agua simple. La idea es que se recaude más dinero para invertir en salud y lo justo es que paguen más, los que menos la cuidan.

Cuida tu salud.

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