Madero: ¿políticamente muerto?

OPINIÓN 10/07/2013 05:00 Actualizada 05:00

El casi seguro triunfo del la alianza PAN-PRD en las elecciones de gobernador de Baja California no es, como se pretende hacer creer, oxígeno suficiente para mantener con vida política al líder blanquiazul, Gustavo Madero. Tampoco es suficiente garantía de continuidad del Pacto por México.

Antes de que las autoridades electorales de BC decidieran invalidar el PREP por supuestas fallas en el algoritmo del sistema, el panista Francisco Kiko Vega aventajaba con 47.15% de los votos al priísta Fernando Castro Trenti, quien tenía 44.15%. El PREP fue invalidado cuando ya había contado 97.09% de los votos.

Se acordó entonces apegarse (aunque los candidatos y los líderes de los partidos ya habían proclamado para sí su triunfo) al resultado del conteo oficial de votos que iniciará hoy, cuyos resultados se darán a conocer el domingo, y el presidente Peña pidió que todos respetaran.

Hay diversas razones para suponer que se reivindicará el triunfo de Kiko: el blanquiazul, después de 24 años en el poder, está mejor evaluado en BC como partido y como gobierno; Castro Trenti no era el candidato de Peña Nieto y recibió poco apoyo del gobierno federal; Jorge Hank, quien no obstante se mostró apoyando al candidato priísta, parece preferir, de acuerdo con sus intereses, otro gobierno del PAN; y el Pacto por México, interés superior a salvar incluso más allá de una gobernatura, que garatizaría su continuidad, con un Madero fortalecido por el triunfo en Baja California, hasta sacar adelante las reformas energética y hacendaria.

Por supuesto que el eventual triunfo del PAN en BC dará oxígeno a Madero. Pero la duda es si será suficiente. La derrota, claro está, hubiera sido su inmediata sepultura y la victoria, de concretarse, lo mantendrá por lo pronto. Pero la debacle en el PAN es de tal envergadura que es muy poco probable que el chihuahuense pueda reelegirse, casi tan improbable como que el senador Ernesto Cordero alcance el liderazgo partidista. Es más, hay panistas de abolengo que consideran que el futuro del partido dependerá de un liderazgo de conciliación que no recaerá necesariamente en un maderista o en un calderonisa.

Ahora bien, en términos medibles, las cuentas que entrega Madero no son ni con mucho espectaculares: de los 13 estados en que hubo elecciones de ayuntamientos, el PAN sólo ganó cinco capitales (Mexicali, Aguascalientes, Puebla, Tlaxcala y Saltillo), mientras que el PRI ganó ocho (Chihuahua, Durango, Oaxaca, Chetumal, Culiacán, Ciudad Victoria, Jalapa y Zacatecas). Y de los 13 estados en que hubo elecciones de Congreso, el PAN sólo ganó la mayoría en cuatro (Baja California, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala), mientras que el PRI la ganó en nueve (Chihuahua, Aguascalientes, Durango, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas).

Por otra parte, un buen número de gobernadores del PRI se pasaron por el arco del triunfo el pomposo adendum del Pacto en el que se comprometieron a no intervenir en los comicios, lo que tiene muy molestos a la mayoría de los panistas, incluso a los maderistas.

Éste reconoció ayer mismo la posibilidad de ni siquiera buscar ya la reelección: “Si soy un factor para ayudarle al partido lo analizaré con mucho gusto y si no, también me retiraré”. Suena pues a que no va. Y sin él al frente del PAN, se complica el futuro del Pacto.

¿Del PRD? Bueno, su líder Jesús Zambrano parece haber obtenido algunos beneficios de permanencia con los resultados obtenidos gracias solamente a una alianza con el PAN que, al parecer, ya dio todo lo que podía dar. Pero el control de Los Chuchos sobre el partido podría garantizar su permanencia en el Pacto, no obstante las violaciones al adendum y las diferencias manifiestas sobre el alcance de la reforma energética. Ya se verá.

Instantánea

DESASEO. A todos tomó por sorpresa la decisión del secretario Emilio Chuayffet de designar a Fausto Alzati como director general de Televisión Educativa. Incluso a Fernando Mora, quien ocupaba el cargo. A él se le pidió que recibiera a Alzati y supuso que era para echar a caminar algún nuevo proyecto, pero llegó a pedirle la oficina. Alzati regresa así a la SEP, aunque no como secretario, cargo que tuvo en diciembre de 1994, sólo en los primeros días del gobierno de Ernesto Zedillo, por asumirse con el grado académico de doctor sin serlo, de ahí que a aquel episodio se le conociera como el de Fausto Falsati.

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