La hazaña ciudadana

Martí Batres

OPINIÓN 10/06/2016 14:32 Martí Batres Actualizada 14:32

El domingo pasado, la Ciudad de México fue el escenario de un hecho histórico. La ciudadanía doblegó a la ‘maquinaria’ electoral armada por el Gobierno de la Ciudad a favor del PRD. Como nunca se había visto en la historia electoral de la capital, se puso en marcha un gigantesco operativo de compra del voto, cuyo costo se calcula en alrededor de mil millones de pesos y que funcionó a la perfección el día de la jornada electoral. Sin embargo, todo este despliegue resultó inútil. La ciudadanía se impuso a Mancera y otorgó el triunfo a Morena.

La ciudad arribó a la elección de quienes redactarán su primera Constitución en el peor de los escenarios. En las semanas previas, se reportaron irregularidades y violaciones a la ley prácticamente en todas las delegaciones. Se repartieron tinacos, ropa deportiva, electrodomésticos, dinero en efectivo, condonación en el pago por el servicio del agua y hasta puestos de trabajo temporal en el Gobierno de la Ciudad de México.

En todas estas acciones resultaron involucrados funcionarios públicos, incluso de primer nivel, como Leticia Quezada, ‘segunda de a bordo’ de Patricia Mercado, la secretaria de Gobierno, que encabezó una entrega de licuadoras en Magdalena Contreras y, con total descaro, sus correligionarios colocaron las imágenes en las redes sociales, sin que hasta el momento haya sido sancionada la funcionaria.

En Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, y en prácticamente toda la ciudad, el gobierno en todos sus niveles ‘echó la casa por la ventana’, todo para que el PRD lograra la mayoría de votos en la elección de diputados a Asamblea Constituyente.

El escenario era ideal. El mismo Instituto Nacional Electoral (INE) se encargó de desincentivar la participación ciudadana. A excepción de Morena, ningún partido hizo campaña. No querían que la gente supiera que había elecciones y que se trataba de un proceso importante. La ecuación era sencilla: a menor participación el peso del voto comprado sube, gana influencia y es más fácil distorsionar la voluntad popular.

Conforme transcurría la jornada electoral, los reportes de compra del voto se multiplicaban. En el PRD y el Gobierno de la Ciudad ‘hacían cuentas alegres’, ‘ya se veían’ dominando la elección de la Asamblea Constituyente. Sin embargo, conforme llegaban los primeros reportes oficiales, las sonrisas en esos rostros se desdibujaban. 

Pasaron de declararse ganadores a pedir esperar, a guardar silencio, a echarse veladamente la culpa del ‘naufragio’ de la operación de fraude (¿quién falló, Mancera o el PRD?) y al final, sólo atinaron a mentir y decir que ‘fue un empate’.

Sin embargo, bajo ninguna perspectiva se puede ocultar la realidad de la ciudad. Morena ratificó su posición de primera fuerza política y aún más: desde donde se vea, muestra un importante avance. Ganó donde el año pasado se había llevado la victoria, pero también se impuso en distritos y delegaciones que apenas en 2015 habían sido para el PRI, el PRD y el PAN. Todo gracias a la ciudadanía que decidió, pese a todo, salir a votar y decirle a Mancera y al PRD algo que se han negado a escuchar: en la Ciudad de México no todo es color de rosa.

Mancera fue derrotado. Pudo más la ciudadanía que los mil millones de pesos que le apostó al PRD.

El Jefe de Gobierno no supo ponerse por encima del conflicto, no supo tener autoridad moral y sufrió una derrota inolvidable, nunca vista en un gobernante de la ciudad.

Pasó de ser el Jefe de Gobierno más votado, a convertirse en el más reprobado. La gente pudo más que el “poder chilango”.

 

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