Aguas, la tormenta por venir

OPINIÓN 10/03/2015 05:00 Actualizada 05:00

Según el Consejo Consultivo del Agua, de todo el recurso acuífero disponible en el mundo, 97.5% se acumula en los océanos, pero es salada; 2.5% es agua dulce, pero casi 70% de ella se concentra en los polos; el restante 30% está en la superficie y el subsuelo, pero muy poca es potable. (www.aguas.org.mx)

Además de ser un recurso finito, el agua dulce –y por tanto, susceptible de ser transformada en potable– observa un patrón desigual, tanto en su distribución como en su consumo en el mundo. La ONU estima que el consumo agropecuario, doméstico e industrial mundial de agua dulce al año alcanza un volumen de 4 mil km3 (la superficie de Tlaxcala es de 3,997 km2). Del total pluvial (se estima que 70 mil km3 de agua se evaporan de la vegetación), la agricultura consume 6 mil 400 km3. De la población mundial (estimada en 7.325 billones de personas), 884 millones de personas (casi una octava parte) no tiene acceso al agua potable.

El uso doméstico también varía según la región: en Europa, el consumo promedio diario por persona es de 200 litros, mientras que en América del Norte se duplica. El baño es uno de los sitios domésticos donde se da el mayor consumo por casa-habitación, de ahí que sean tan importantes las campañas de ahorro como por ejemplo: duchas de no más de tres minutos (lo que dura una canción en la radio) y cerrar la regadera mientras nos enjabonamos; el uso de WC con capacidad para tres litros en lugar de nueve, o cerrar la llave (grifos) mientras nos afeitamos o lavamos las manos, la cara o los dientes.

Las tarifas por consumo de agua también son desiguales. En el mundo, el agua es más cara en donde es más escasa. En México –que es un país con clima semidesértico, en su mayoría– ocurre lo mismo: en el norte, el agua es casi un lujo. En términos financieros, por cada dólar que se invierte en potabilizar el agua, se recuperan 8 USD.

“Dios da el agua, pero no la entuba”, solía decir el lema de una campaña de ahorro en los años 80 del siglo pasado. Hoy en día podríamos decir que “Dios da el agua, pero no reglamenta su uso”, esto por los nubarrones políticos que se acumulan en la vida nacional tras la aprobación, la semana pasada, del dictamen de la Ley General de Aguas en la Cámara de Diputados, donde la sombra de la privatización ha provocado ya contrapropuestas ciudadanas y la postergación de la votación en el pleno, prevista para la sesión de hoy.

Envía comentarios o dudas y recibe una copia en PDF del libro Diagnóstico del agua en las Américas del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC (FCCyT).

Comentarios