El legado de Doña Mere

OPINIÓN 10/02/2016 04:00 Actualizada 04:00

Doña Mere vivió por 30 años aproximadamente en Santa Elena, Chimalhuacán, donde llegó a mediados de los años 80. Vio cómo conforme se poblaba la zona llegó también la violencia sexual y feminicida.

En particular un caso detonó su activismo. Una tarde de 1987 cuatro muchachitos -tres niñas y un niño- fueron secuestrados. Un hombre se los llevó a la arboleda. Al niño y niña más chicos los desnudó, los amarró y los metió en una pileta de agua sucia. A las otras dos, de 15 años, se las llevó aparte. Primero violó a una. Cuando terminó le dio un balazo en la frente. A la otra también le disparó en el pecho.

Esta segunda muchacha sobrevivió. Se hizo la muerta y cuando el hombre se fue, pidió ayuda. Resultó que la había agredido Gilberto Jesús Peralta, de entonces 19 años, comandante en Santa Elena e hijo de la quinta regidora de Chimalhuacán. Pero las autoridades mejor quisieron culpar a un albañil. Doña Mere no paró hasta que metieron a la cárcel al responsable. Desde entonces, la mujer pasó la vida entera defendiendo mujeres y víctimas en Chimalhuacán, uno de los municipios más marginados del área conurbada.

En 2013, esta reportera entrevistó a doña Mere. En aquella ocasión dijo con tristeza: "Nada ha cambiado y yo ya me voy a morir". Pero sus amigos piensan que su lucha sí hizo la diferencia. Por eso ellos continúan.

El abogado Martín Martínez, quien fuera colaborador de la mujer, explica: "Cuando doña Mere murió teníamos mucha consulta jurídica, pero al morir doña Mere bajó bastante. Actualmente, dos años después, empezamos a cobrar la fuerza que ya tenía. No es lo mismo, pero el trabajo sigue".

Chimalhuacán es un municipio sobrepoblado, además de que es considerado foco rojo de violencia de género. Sin embargo, hasta la fecha, denuncia Martínez, sólo hay una Agencia de Investigación, y ésta sólo tiene cinco mesas de investigación.

Además, "no obstante que aquí es donde más delitos de género hay", el municipio carece de una agencia especializada en delitos sexuales que sea atendida por mujeres. "Estamos muy rudimentarios. Seguimos con las prácticas en las que se victimiza dos veces a las mujeres".

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