Para la segunda semana del año los cambios no se han sentido tanto en materia de entretenimiento y es lógico porque toda la atención va dirigida a las campañas políticas hasta el mes de julio cuando todo regresará a la normalidad (ojalá). El reto para la televisión abierta es que el público permanezca sintonizado a pesar de que los spots políticos se sucedan uno tras otro y además se repitan en un mismo corte, una verdadera tortura para el público conocedor que por supuesto prefiere emigrar a las plataformas digitales libres de tanta contaminación visual y auditiva.  ¿Cuántas veces supondrá un candidato que el público debe ver su promocional  para que se decida a votar por él?  La repetición de un mismo discurso varias veces al día  por semanas es un método  de tortura que más que campaña parece estrategia de lavado de cerebro de algún régimen totalitario, con la diferencia de que si bien no tenemos precisamente el mejor sistema político, sí  tenemos opciones y la intención de convencer al público que es muy conocedor, se pierde y acaba por enfadar.  Y eso no es todo, si usted es usuario de redes sociales, no le quiero ni contar lo que tendrá que leer porque algunos líderes de opinión, a  quien usted probablemente sigue, han cedido el manejo de sus cuentas personales (además de sus espacios y programas) al medio en que trabajan para  fines de información política. Y usted podrá pensar que eso no es tan malo, pero yo le digo que sí y es que una cosa es que un medio haga uso de su espacio para comercializarlo como guste, y otra es que utilice un espacio personal que no le pertenece, para emitir una opinión que no representa  a quien la firma; porque cada quien tiene el derecho de apoyar y votar por quien le plazca, pero no es bonito regalarle ese derecho a nadie.   

Y la ventaja es que aún en tiempos electorales hay otros lados para donde mirar, como le adelantaba la semana pasada.  Netflix, que sabe que aunque el que pega primero pega dos veces, si se ‘duerme en sus laureles’ los marchitará, se apresuró a anunciar que pronto vendrán segundas temporadas de ‘Ingobernable’, aquella oportunista serie que protagoniza Kate del Castillo, la actriz amiga y admiradora del criminal más buscado y que nos contó que lejos de sentirse acosada, ella cierra sus negocios en la cama con un acostón. También las excelentes series ‘Mindhunter’, acerca de dos agentes del FBI buscando un método para la captura de asesinos seriales,  y ‘Ozark’, que es el punto de vista del ‘lavador de dinero’, tendrán su segunda temporada.  Eso entre otros estrenos como la bioserie de Luis Miguel que será una prueba más para esta nueva moda de contar la vida “a modo” de algún famoso.  La realidad es que la de ‘El Sol’ se hizo porque el cantante andaba necesitando algo que le ayudara a levantar su dañada imagen lastimada por demandas millonarias e incumplimiento de contratos, por eso le digo que lo más seguro es que sea una biografía a modo que hable poco o nada de la soberbia incurable del intérprete.  Pero ya sabemos que así son las bioseries y que por eso sólo hemos visto dos buenas, las demás por el bien de quien las produjo, ojalá se olviden.