Pobreza, simulación y demagogia

OPINIÓN 09/10/2015 05:00 Actualizada 05:00

México se hunde en la crisis económica y no lo puede salvar la demagogia de Peña Nieto. El discurso presidencial no ha sido suficiente para ‘maquillar’ la miseria que vive el país.

Si atendemos a los datos del Banco Mundial (BM) y del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) uno de cada tres pobres en América Latina es mexicano. De acuerdo con el organismo, 11.4 millones de personas nacidas en este país vive con alrededor de 33 pesos al día, cantidad que no alcanza ni para la manutención diaria y tener una buena calidad de vida.

Los años del triunfalismo neoliberal se han agotado. El impulso de las políticas sociales no existe, se suplen con un discurso ‘fofo’ que trató de convencer a los mexicanos de las bondades de reformas estructurales. La realidad es que no hay resultados positivos de la privatización del petróleo; se ha despojado de los derechos laborales; y en materia de combate a la pobreza los resultados son vergonzantes: el número de pobres es dos millones mayor que hace dos años, y ya alcanzamos una cifra de 55.3 millones de personas en esta situación, según cifras oficiales. No obstante, investigadores como Julio Boltvinik y Aracely Damián consideran que son pobres 94 millones de mexicanos.

La simulación y la demagogia son el signo de Peña Nieto. Por eso podemos ver que la acción más importante del gobierno de Peña Nieto en materia de combate a la pobreza fue regalar televisores digitales para comprar votos. Las acciones impulsadas para mitigar la pobreza se usan con un tinte electoral y de control político porque no llegan a toda la población´, sino sólo a quienes las instituciones seleccionan.

Durante los recientes años en México hemos sido testigos de cómo el presidente tiene un avión más caro que el que usa Barack Obama, su homólogo del país más poderoso del mundo; o de cómo ha despilfarrado el presupuesto en publicidad para convencer a la gente de que las privatizaciones son positivas. Ante el incremento de la pobreza, en lugar de gasto social, el gobierno ha preferido destinar al gasto mediático más de 14 mil 663 millones de pesos.

La imagen de Peña Nieto entre los mexicanos es cada día menos popular y proclive al vituperio. Las encuestas publicadas le dan calificaciones reprobatorias y, a nivel internacional, la imagen de su gestión es la de un gobierno incapaz de frenar la pobreza y que tiene al país en un contexto de graves violaciones a los derechos humanos.

El balance de Peña Nieto como gobernante es negativo. A la pobreza y la violación de derechos humanos, se suman la crisis económica, la baja productividad, la inseguridad y el crimen organizado. La protesta social frente a la inseguridad, las desapariciones, los megaproyectos siguen en aumento. La crisis ha tocado todos los niveles, todos los espacios sociales y no se puede ocultar que el Presidente no tiene cómo cambiar el rumbo.

La respuesta presidencial a la crisis es intentar revivir la campaña “peligro para México”. Ha emprendido una batalla que tiene un destinatario concreto. A falta de respuestas crea distractores, está más interesado en el 2018 que en dar respuesta puntual a los problemas del país. Es decir, ante problemas concretos y alarmantes, Peña Nieto olvidó que el camino es la política y responde con pura ‘grilla’.

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