El vicegobernador de Baja California

LEO AGUSTO

OPINIÓN 09/08/2017 12:12 LEO AGUSTO Actualizada 12:12

Ahora que se vive la vendimia en la ruta bajacaliforniana del vino y que el feminismo está en boga, resulta pertinente recordar que en febrero de 2014, durante la Semana de Baja California en México, se gastaron 40 millones de pesos incluida una cena a empresarios en conocido hotel de Polanco. Pero hubo un pequeño detalle, la Representación de Baja California en la Ciudad de México, en ese entonces a cargo de Andrés Tapia Leyva, olvidó servir vino mexicano, específicamente de la propia entidad gobernada por el PAN, donde se genera el 80% de la producción vitivinícola nacional. En su lugar, se descorcharon vinos españoles y franceses, (columna Cicuta, periódico Lindero Norte, 17 de febrero de 2014). El desprecio al vino mexicano indignó a los productores de la región, orgullo de Baja California, y solicitaron la renuncia del funcionario, pero el gobernador ‘Kiko’ Vega lo mantuvo.

Aunque el dato es añejo, es relevante porque, ahora desde la Conago, el gobernador ‘Kiko’ Vega impulsa en la Comisión de Comercio y Fomento Industrial del Senado, que encabeza el senador Héctor Larios, una iniciativa de ley general de fomento a la industria vitivinícola, donde también está la mano de Andrés Tapia Leyva, tan poco apreciado y menos comprendido por los productores de Baja California. 

Andrés Tapia Leyva salió de la representación del estado en la Ciudad de México en diciembre de 2015, un mes después de que se publicara en la Agencia Fronteriza de Noticias una nota de Dora Elena Cortés (17 de noviembre de 2015), donde señala que en una carta dirigida a Bladimiro Hernández, de la Contraloría Interna estatal: “Un grupo de cuatro mujeres que aseguran haber sufrido acoso y malos tratos de Andrés Tapia Leyva están exigiendo que se le destituya del cargo y que se le someta a proceso”. Extraña coincidencia, Tapia renunció a la representación a finales de ese año. 

Al buscarlo para obtener su versión, Tapia niega la acusación y dice que renunció por motivos de salud. Pues, salud, porque ahora el funcionario con derecho de picaporte trabaja desde la Conago un tema que se dice es lo suyo; el vino. Valga el comentario porque las cuatro mujeres también afirmaron en el documento entregado a la Contraloría de BC y a la Comisión Nacional para Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), los supuestos vicios (alcoholismo) de este funcionario que reporta fuera de todo organigrama directamente a ‘Kiko’ Vega, de quien dijo tener todo el respaldo y alardea ser el vicegobernador de Baja California en la capital del país. 

Una de las cuatro mujeres presuntamente acosadas compartió su experiencia a este espacio y dijo que, además del hostigamiento sexual de que fueron objeto, Tapia las obligaba a trabajar hasta altas horas de la noche y a acompañarlo a beber a bares y cantinas. Cuando vino la negativa de ellas a seguirle el juego, entonces llegó el hostigamiento laboral, luego las amenazas, y extrañamente aparecían rayones en la carrocería del auto personal, llantas ponchadas y el robo de dinero de las carteras, esto último, al interior de las propias instalaciones.

Aunque Tapia Leyva salió de la representación de Baja California, la estructura de incondicionales a su cargo se mantuvo y sin proporcionar su nombre por miedo a ser víctima de más humillaciones y por considerar que pone en riesgo su propia vida, esta valiente mujer me dice: “desearía volver a vivir tranquila, desearía que se respetara mi derecho a una vida sin violencia”. Qué se puede esperar de un gobernador que el Día de la Mujer, en 2015, dijo que las mujeres “están rebuenas para cuidar niños, atender la casa y llevarle las pantuflas al esposo”, le respondo con tristeza. 

Ahora que Miguel Ángel Mancera funge como presidente de la Conago, debería investigar las acusaciones hechas contra este funcionario público para prevenir que más mujeres sean acosadas, acción que al final sería más útil que pintar la capital del país de color rosa. 

Twitter: @LeoAgusto

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