Mancera, arte de servir

OPINIÓN 08/07/2015 05:00 Actualizada 05:00

En la era del presidencialismo total, los aspirantes a ganar el “destape” lucían sus dotes en la parcela de gobierno de la que eran responsables por gracia del jefe del Estado.

Los presidenciables, desde la trinchera del servicio público, recurrían a múltiples acciones que les permitiera gozar de la aceptación de su jefe, con acciones de gobierno; brillar, pero sin luz propia.

El torneo consistía en generar obras, programas, una atmósfera, incluso mágica, que incrementara la popularidad del todopoderoso Señor Presidente, de quien dependía la gran decisión sucesoria.

Esa mecánica, que tenía mucho que ver con el arte de servir, la revive el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, luego de que ha dicho que, en efecto, aspira a ser Presidente de la República.

Un día, Mancera se ha dado cuenta de que prohibir circular los sábados a carros viejos obstruye su camino por la Presidencia. En cuanto la Suprema Corte amparó al particular que se opuso a esta medida miope, el jefe de Gobierno se movió para que se otorgue calcomanía cero a todo vehículo que pase la prueba de emisiones de gases.

Entonces, que Mancera compita por el 2018 es buena noticia para los habitantes de una ciudad sin ángel, como es la capital del país. Para servir no necesita comprar un premio de mejor alcalde del mundo.

Basta que se esfuerce en mejorar la calidad de vida de la gente: quizá que el tránsito sea fluido; abatir la impunidad en delitos penales; resolver desabastos de agua potable. Hacer, hacer, hacer...

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