La ofensiva

Martí Batres

OPINIÓN 08/05/2018 08:08 Martí Batres Actualizada 13:09

El primer debate entre presidenciables marcó el inicio de una de las más agresivas ofensivas contra un político que tengamos memoria en la historia moderna. La campaña contra Andrés Manuel López Obrador no sólo tiene que ver con el ámbito político, apunta también a minarlo como persona porque se trata de una lanzada sicológica contra el candidato puntero en las encuestas.

El debate significó la puesta en marcha de todo un sociodrama: una supuesta protesta social dirigida desde el gobierno de la Ciudad de México para crear un clima de crispación en torno al candidato. Luego, ya en el set del debate, los ataques que prácticamente minuto a minuto se profirieron contra AMLO. Una y otra vez se mencionó su nombre, seguido de mentiras y ataques.

Fue evidente que querían minar sicológicamente a López Obrador, sacarlo de sus casillas, tronarle el ánimo, cosa que no sucedió. Sin embargo, a partir de ese día, la actitud de los adversarios se transformó y tomó como eje de la estrategia, el de atacar al puntero con la mentira y el insulto como instrumentos principales. 

El twit de Ricardo Alemán invitando de forma velada a asesinar a AMLO es la muestra más ridícula y aterradora de la campaña emprendida contra el puntero en las encuestas. 

Desde hace 18 años en el país se ha perdido de forma sostenida la dimensión de la violencia y la política ha experimentado un proceso de lumpenización inaudito que se manifiesta, entre otras cosas, en la violencia emprendida por el PRD contra simpatizantes de Morena, así como en la negativa a realizar actos políticos en espacios públicos por parte del Gobierno de la Ciudad y de su partido.

El twit de Ricardo Alemán es la muestra de la deshumanización que sufre el país. Ante las masacres que a diario suceden en territorio nacional y que reporta la prensa, el velado llamado al asesinato puede parecer “chistoso” a un periodista y a quienes desde la penumbra atizan esta escalada.

Por fortuna, la sociedad reaccionó de forma oportuna y lamentó el comentario de Ricardo Alemán. Los medios de comunicación para los que laboraba el periodista tomaron cartas en el asunto y lo sancionaron.

Sin embargo, el problema de fondo no es castigar a una persona, sino desterrar los resabios de la afición por el terror autoritario que, como se ve en la actual campaña, existen aún en algunos sectores afines al sistema. 

Para avanzar, México necesita una democracia. En el futuro del país caben los debates y la expresión libre de las ideas, lo que ya no tiene lugar en el mundo son estas prácticas de confrontación y ataques impulsados por una derecha primitiva, extraviada y sin ideas. 

Es la hora de que México tenga una competencia política civilizada, democrática, libre y pacífica. También para eso es la transformación del país.

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