Sorprendente, que la crítica dura y la burla socarrona contra la clavadista Paola Espinosa, por expresar vía su patrocinador su alegría de ser madre, no fue de hombres, sino de mujeres autodenominadas feministas. En redes sociales se vieron expresiones de violencia verbal y de género contra quien ose pensar distinto a ellas.

A continuación se presentan algunas citas textuales de comentarios en Facebook, vertidos contra quien se atrevió a opinar distinto: “Feminismo que promueve la intolerancia al otro (incluso por no ser mujer o por ser madre) es otra cosa. No es feminismo”.

 Se recomienda discreción, ya que dichas expresiones podrían arquear las cejas de cualquiera porque provienen de mujeres con educación universitaria: “Nada mejor para definir que es feminismo que un hombre”, escribe Gabriela N., quien pidió en el ciberespacio una medalla “por lograr evadir la maternidad durante 34 años”. Sic, sic, sic, salud. Tenga su medalla.

En respuesta, Marisol C. apunta: “no es feminismo, el de ellas es intolerancia, coraje de no ser lo que les gustaría ser y ganas de ‘discutir’ con el que se les ponga enfrente y se atreva a decir algo que no les gusta, ya sabes, toda ‘ofensa’ es violencia de género, todas merecen respeto, pero no lo demuestran”. 

Pero es que la cosa va más allá, veamos la siguiente “irrespetable” opinión: “Está bien chistoso que ustedes, periodistas varones, utilicen al feminismo (y nuestras críticas y acciones, que tanto les perturban, por lo visto) para ganar clics”, teclea Elisa Equis. ¿Periodistas varones, en serio? Esta usuaria debe tener algún estudio científico entre sus investigaciones académicas que compruebe que su dicho es violencia de género y discriminación. Porque, según Elisa Equis y Gabriela N. sólo las mujeres pueden hablar de feminismo y si los hombres lo hacen, es sólo para llamar la atención. El machismo al revés. Esto me pasa por ser varón. ¿Le suena?

Pero dicha expresión no forma parte de un pensamiento único entre las féminas; “El feminismo (el real) no perturba, lo que perturba es la estupidez a granel”, contesta Marisol C. 

Veamos ahora la opinión, que no busca cantarle al coro ni el aplauso fácil, de la Asamblea Legislativa de la CDMX, Margarita Martínez Fisher (PAN): “A mí me han descalificado por presumir mi maternidad. Les vale que sea maestra con mención académica, diputada, profesora. Y yo, pues con la pena, mi feminismo ama a todas las mujeres, decidan lo que decidan. Y no me van a catalogar de antifeminista por presumir mi maternidad combinada con política en una relación familiar en la que mi esposo y yo generamos un acuerdo de qué funciones llevamos a cabo cada uno. Y ahora me debería de dar pena decir que soy madre, háganme el favor”. 

Pero ¿qué pasa? ¿Por qué este progresismo redentor no obtiene el aplauso ensordecedor ante su intolerancia contundente? Dejemos que Gabriela N. ilumine nuevamente nuestro criterio: “Parte del problema es que ustedes (hombres) hablan desde la desinformación (...) Neta, si les interesa el tema, investiguen, infórmese, porque si no, nomás estorban”. Gracias, doctora. De la violencia de género que promueve en su discurso hablamos en otra ocasión. Se reproducen nuevamente las palabras de Marisol C. con la intención de que al menos las mujeres que han mostrado poca tolerancia en su discurso las lean: “lo de siempre, ¿por qué se sienten con la autoridad de hablar por todas las mujeres?”. En el mismo tenor, “¿O sea que si decido casarme, tener hijos y dedicarme a mi casa entonces ya traicioné al feminismo?”, remata Olga M., ex líder estudiantil de la UNAM. 

A manera de conclusión, ¿por qué quienes se indignaron con el tuit de Gatorade no dijeron nada en enero de este año, cuando Paola Espinosa declaró, respecto a su embarazo, lo siguiente a la agencia de noticias EFE: “No existe mayor medalla en mi carrera y me voy a sensibilizar más cuando conozca al bebé”.

Menos feminismo y más equidad de género, se propone desde esta esquina de opinión periodística. (Continuará...)